Comida casera vistas de excepción.

La decoración del restaurante es rústica, con buen gusto y bien integrada en el paisaje. Servicio correcto sin más. Mala acustica pero al no estar lleno se estaba a gusto.

Comida casera y sabrosa con raciones más que genrosas: tomamos aspencat (buena verdura pero el aceite más flojo) y embutidos de la zona (flojos, flojos). De segundo cordero al horno (muy bueno) y lomo al horno (nada seco) ambos con la misma guarnición. De postre un tabla de queso con arrop y talladetes (sólo un tipo queso reseco...)

Las copas arc, carta muy corta pero con referencias que permiten salir del paso, no muy caras probamos un pasanau (16 euros) que nos dejó de lo más indiferentes...

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