Bien, pero...

Fin de semana, dos comensales a la mesa.
Restaurante que mezcla en la decoracion cosas antiguas y rusticas con muebles de diseño moderno. Solo dos mesas ocupadas, mosqueante, pedimos antes de comer un vino tinto y un cava de la casa, nos obsequiaron con una mantequilla de citricos y virutas de cecina, se agradece. Mencion especial a los panes, recien hechos, uno de ellos de tomate muy rico.
Sentados a la mesa pedimos para compartir ensalada de perdiz escabechada con vinagreta de citricos (14€) buena, pero algo fria, templada habria ganado mas y terrina de foie (18€) muy buena, pero lo mismo, servida fria.
De segundos, raviolis rellenos cerdo iberico (12€) algo insulsos y manitas de cerdo rellenas de jamon iberico (18€) ricas, ricas.
En el apartado de vinos, hacer mencion a la carta de vinos, dos o tres vinos por denominacion, pero muy bien escogidos y a precios ajustados, tambien algun vino internacional.
Me decidi por un 575 uvas de cambrico (24€), bien servido, pero volvemos a lo mismo, algo frio.
De postre helado de chocolate mexicano (5.50€) rico y sorbete de champagne rose (5.50€) espectacular.
Dos cafes con leche, invitacion de la casa y un GT de Bloom (9.50€) sin duda el mejor que he tomado.
Resumiendo, trato correcto aunque impersonal y comida buena pero hay que vigilar las temperaturas de servicio.

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