Costó, pero se consumó...
Ya hacia tiempo que le habíamos comentado a Mari Llusar que queríamos ir a visitarla. Necesitábamos 3 cosas: Poder cuadrar agenda, que Mari estuviera allí y probar sus famosas croquetas. Hubo algún intento previo sin éxito, pero por fin se alinearon los astros y el día 9 pudimos acercarnos a saludarla y ponernos en sus manos.
Hacía muy bien día y nos fuimos andando desde casa. Aunque ya conocíamos su ubicación pasamos por las inmediaciones y nos tomamos una vinito y un plato de jamón de Guijuelo en un local cercano. Porque si, apetecía y punto.
Sobre las 14´30 h. entramos al local y nos dirigieron a la mesa que hay justo entrar a la derecha. La decoración del restaurante no destaca ni para bien ni para mal, pero si tengo que ser sincero el entorno no me cautivó, un tanto demodé para mi gusto, término el cual utilizo con todo el respeto y espero no moleste. Nada más que decir, cada uno decora su casa como puede o quiere. En cualquier caso está bien acondicionado, es funcional y la distancia entre mesas suficiente. También tengo que decir que a mi y creo que a la mayoría lo que le importa es lo que hay sobre la mesa y que te hagan sentir a gusto, y eso si cumplió con creces las expectativas. Vajilla y cubertería muy apropiada y cristalería Riedel de calidad.
Unas pizarras con vinos por copas llaman nuestra atención. La selección es interesante y sería del interés de cualquier enamorado del vino. Nos indican que Mari está hasta arriba de faena y que saldrá cuando pueda a saludarnos. No vemos a Axel por allí. El restaurante está a tope de capacidad, no paran y eso es buena señal. Nos viene a saludar Maxi Bao que también viene a comer.
¿Empezamos?
Manzanilla Pasada para ponernos en marcha. Echamos un vistazo a la carta de comidas y de vinos, ambas muy interesantes. Le comentamos a quien nos viene a tomar la comanda que queremos alguna de las croquetas y el tartar de atún, plato siempre apetecible. El resto que ponga Mari lo que quiera. ¿Vino? Nos apetece un Jura que conocemos y nunca falla, un blanco polivalente que va a maridar con cualquiera de los platos que nos pongan.
Comida
- Crema fría de calabacín y tomillo con puntillitas y crujiente de arroz
- Croquetas de berenjena y piñones con cebolla roja caramelizada
- Croquetas de boletus y jamón ibérico con crema de queso manchego
- Russulas con pulpo braseado y chimichurri de ajo negro
- Blini de mozzarella, sardina ahumada y aceite de albahaca
- Tartar de atún
- Magret de pato laqueado al patxarán con estofado de quinoa y helado de dátiles y ron
Todos los platos de muy buen nivel, buenas texturas y cocciones, buena ejecución y sobretodo sabrosos. Trabajan con buena materia primera y hay máximo respeto y mimo hacía el producto.
- Postres
- Degustación de chocolates
- Rocas de queso de cabra con mermelada de tomate al romero y esponja de pistacho
Adoro el chocolate, para mi el finalizador por excelencia con el permiso de una tabla de quesos. Puedo dar fe asimismo que sobre las rocas de queso de cabra me confesaron que era uno de los mejores postres que habían tomado.
- Vinos
- Manzanilla Pasada Pastrana de Vinícola Hidaldo
- Domaine de Montbourgeau L'Etoile Savagnin 2012
- Salvador Poveda Fondillón GR 1987
- Georg Breuer Rheingau Auslese 2009
Buena cristaleria como he mencionado líneas más arriba y servicio atento. Nos pusieron una cubitera y siguiendo nuestras instrucciones nos dejaron el vino en la mesa y le dijimos que ya nos ocupábamos nosotros.
Cafés y larga tertulia con Mari, la cual por fin pudo liberarse y estar un rato con nosotros. Nos dijo que en base al vino que habíamos pedido había decidido los platos. Ese Jura permite jugar y así fue.
Decirle desde aquí que lo pasamos muy bien, comimos y bebimos de categoría y el trato dispensado por todos fue excepcional. Puedo decir que es uno de los lugares más honestos de Valencia y que su RCP visto lo visto es excelente. Totalmente recomendable. Volveremos!!!