No es un restaurante de grandes alardes.Su cocina no es vanguardista, ni creativa, ni tampoco de producto..quizás su definición precise otra perspectiva distinta. En mi opinión, es un restaurante perfeccionista, limpio y nítido.El producto se presenta tal cual, con la seguridad que aporta su calidad y una técnica depurada . Tan sólo se añade un sutil sentido actualizador. Contrastes nítidos, algunos excepcionales y en apariencia sencillos como la anguila con pera caramelizada. En ocasiones, se ofrece el mismo producto, en el mismo plato , pero en dos versiones diferentes. Complejidad y dificultad en el postre al baño maría y al horno. Sabores preclaros, precisos. Productos curiosos, que en relidad no lo son tanto , como el lorito..Sabores moderados, nítidos, sin excesos ni estridencias, En algún pase, la moderación pide algún riesgo, como en los callos, un tanto insípidos pero en una salsa con textura y remate excelente. Buen servicio, profesional y constantemente supervisado por el dueño ( también se supervisa periódicamente al cliente para que no le falte de nada). Carta de vinos algo estrecha , como el local, pero el vino es bien servido y aconsejado. Se cuida al cliente y se agradece.
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