Segunda visita a este magnífico restaurante, esta vez para cenar. El

Segunda visita a este magnífico restaurante, esta vez para cenar.

El servicio de sala, oficiado por Julio (propietario), es estupendo y muy profesional, se le notan los estudios de hostelería al igual que el del cocinero José Luís.

La carta la componen de 20 a 25 platos (incluyendo los postres) y es cambiada de tres a cuatro veces al año, con propuestas originales y creativas respetando el producto y ofreciendo aquello que el mercado mejor tiene en cada momento.

El vino es conservado en armarios climatizadores, la carta está organizada por tipos y ordenada de menor a mayor precio (inusual), aunque Julio nos comentó que en un futuro cercano la cambiaran, organizándola con criterios geográficos. En el momento que cambie este aspecto, junto con el aumento de referencias conseguirá la máxima puntuación por mi parte. Los precios más que ajustados a veces sólo carga un 25% del precio de tienda, como en nuestro caso un San Román 2002 por 28 euros.

Tomamos como entrantes: ensalada de pichón (gentileza), foie micuit con mermelada de melocotón y lombarda, manos de cerdo crujientes, hamburguesa de sepia, huevo escalfado con salteado de trigueros, como plato carré de cordero cocinado a muy baja temperatura. Dos postres: una sopa de lácteos y un coulant de avellanas maridados con el pedro ximenez gutierrez colosía. Para beber tomamos dos cervezas en el aperitivo, una botella grande de agua mineral y un estupendo San Román 2002. Todo ello por 100 euros.

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