Para disfrutarlo, hay que reservarlo

Teníamos ilusión por ir, y no nos ha defraudado. Cocina y trato muy familiar, con platos típicos de la zona, así como también cocina algo más elaborada.
Nuestro menu, a la carta consistió en Jamon D.O. Teruel, Croquetas caseras, Migas de "mi" abuela, Sopa de Ajo y Ciervo a las dos mermeladas. De postre, más variedad, éramos 4 personas y nos pedimos borrachitos al ron (excelentes si te gusta el ron dulce), Almohábanas de Albarracín (por tamaño, mejor compartir), Natillas Caseras (bueno, natillas) y Piña Natural.
El local es pequeño y muy acogedor, sobre todo si tienes la suerte de estar en una zona que hay justo no mas subir las escaleras, para 10 personas bastante bien. El resto del local no dejo de reconocer que es un poco apretado el espacio.
Trato excelente y bodega, para mi gusto, suficiente, pedimos un Protos Roble.
Precio por persona indicado, incluido café, agua y pan y compartiendo los dos primeros y el Ciervo.

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