Lo mejor de este restaurante son sus vistas al mar en un buen dia

Lo mejor de este restaurante son sus vistas al mar en un buen dia, como hoy, en que las puertas pueden estar abiertas y te llega toda la brisa marinera si te toca una de las mesas privilegiadas con esa situación. El servicio de mesa es rápido y agradable. Pero ahí acaban los elogios. El servicio del vino es muy flojo: copas muy malas, no hay carta de vinos y las "recomendaciones" de la persona que nos atiende, aunque hechas de buena fe, son de las que creen que los clientes no tienen ni idea de vino, algo peligroso siempre. Me ha recordado la atención que recibía el vino en muchos lugares hace quince años. Hemos pedido un Viña Mocén 2004 ("el Rueda que tenemos"). Por otra parte, la comida deja mucho que desear. Los entrantes muy normalitos y la paella de pollo y conejo francamente insipida. Hacía tiempo que no tomaba un arroz tan poco inspirado. Quizás teníamos que haber optado por ese arroz negro que comenta Bosco. En nuestro caso, la experiencia ha sido bastante más floja que la que describe el otro comentario.