Destacada visita al reconocido restaurante de Quique Dacosta en Denia, en mi primera experiencia en formato menú tamaño tipo “Bulli”, y en un 3 estrellas Michelin.
Nada que poder objetar al servicio de todo el equipo, un trato profesional incuestionable con un toque de humor que se agradece. La atención y compromiso del personal de 10.
El servicio de vino está dirigido por José Antonio Navarrete, con un control absoluto sobre la materia, como es habitual no nos decantamos por el maridaje, sino por la elección de un vino de “Jiménez Landis” a elección de Jose Antonio, un Méntrida absolutamente fantástico, una gran garnacha a la altura de lo que nos esperaba.
Los snacks fueron servidos en la terraza. Una propuesta absolutamente brillante en el que por destacar (difícil elección): las “raíces de ceps”, varias hojas sublimes (no identifico cada una de ellas), las “piedras de parmesano”, el “liquen”, el “tomate encurtido”,… Todas las sugerencias sorprendentes.
Ya en sala, con la compañía del “Jiménez Landis” disfrutamos del menú “sin título” (el largo), la nueva propuesta de Quique Dacosta para esta ¿temporada?, a destacar:
Absolutamente maravilloso de la primera propuesta la “rompepiedra” (ventresca de caballa sobre hoja) por encima de la “maria” y el “nido de golondrina“; de la segunda propuesta, indudablemente el “pesto” por encima del sorprendente “turrón de almendros”; de la tercera propuesta las “empanadillas de sepias”, no soy fan del Campari (tarta de manzana); la cuarta propuesta es un guiño al mar de Denia: “ceviche de erizos” acompañados de “tarthai de navajas”.
A partir de aquí, llega la excelencia, para empezar un “taco mediterráneo” (sublime) y una asombrosa “coca de Dacsa”, una torta de maíz que estaba buenísima, no hay otro calificativo.
De inmediato una excelente “kokotxa pigpig” de la que no tengo palabras, solo para ensalzarla: por encima de 10, imposible de ponderar.
La siguiente propuesta me pasó menos advertida, “bomba ibérica” y “papada pimentón”, mi mente seguía en la kokotxa. Posteriormente nos “regalaron” una gamba roja de Denia con caldo de marisco, la propuesta y presentación fantásticas. El producto como era de esperar muy bueno.
Con la “ostra” (los problemas con el tamaño del menú empiezan a preocupar), muy buena sin duda alguna, pero no comparable con la kokotxa.
El siguiente: guiño a la tierra, “arroz de bacalao”. Para quien es amante y apasionado de los arroces de Alicante, no me pareció perfecto, la salsa demasiado melosa y sabrosa, por encima del grano, la capa de bacalao de 10.
Me olvidaba, las últimas propuestas, fueron acompañadas por barritas de pan de varios sabores (por saturación apenas los probamos), muy buenos. Así como por sendas copas de Garnacha tinta de Calatayud “Lajas” y de Madrid “Peña Caballera” de Bodegas Marañones, gran labor de Jose Antonio, aunque nos quedamos con “Jiménez Landis”.
La siguiente propuesta me acabo de conquistar: hígado medio crudo, pero sobre todo el “rostit”, realmente espectacular e ingenioso.
Gran detalle del cheff de salir a saludar.
Para acabar, un fantástica “pechuga de germinados”, en su justo punto.
El problema como he ido avanzando es de cantidad, en algún momento debí de saber decir basta, pero ¿era posible?, probablemente no, aunque ahora entiendo porque decían que de vuelta desde el Bulli los taxis apostaban por que cliente devolvía primero, por suerte para mí, dormía cerca del Poblet, 50 platos son muchísimos…, en serio.
Los postres fueron excelentes, en especial el “pastisset de boniato”, “buñuelo calabaza”, “canela en rama”,…
El café y la Compañia de 10, que faciliten el menú ayuda a que nuestros comentarios sean tan exhaustivos.
Es posible que haya olvidado alguna de las propuestas o platos, no importa, excelente y extraordinaria experiencia a precio de oro (excesivo tal vez, pero supongo que es lo que tiene disfrutar de uno de los 10?, 20?, 30? mejores restaurantes del planeta).
Felicidades QD (& team)