Visitemos este restaurante dejándonos guiar por las opiniones y comentarios que encontremos por internet, su fama le precede.
Hemos disfrutado comiendo platos tradicionales cocinados con mucho cariño y eso se nota a un ritmo pausado que deja espacio para las conversaciones relajadas.
Como no podía ser de otra forma hemos acompañado nuestros platos con vino de la tierra y no hemos dejado recomendar.
Un excelente vino blanco de Can Bas de La Creu, sauvignon afrutado y floral que ha acompañado nuestra corvina al horno con verduras salteadas, con un toque fino y exquisito.
Después de proveernos de unas cuantas cajas de cava en nuestra cava de cabecera, fuimos directamente a El Centre donde habíamos reservado mesa. Ahondando un poco más en los comentarios anteriores el acceso a la sala es a través de unas gruesas y pesadas cortinas que nos recuerdan a las que antiguamente daban paso al patio de butacas de los cines, solo entrar encontramos un gran expositor de vinos en una acristalada cámara climatizada, a continuación un antiguo proyector de películas cuando éstas iban en rollos, de la en su época reconocida marca Ossa, grandes ventanales que aportan una gran luminosidad a la sala con inmejorables vistas a las cercanas cavas Freixenet, a la autopista y a las estribaciones la sierra del Ordal, decoración en color negro que contrasta con los rojos cortinajes de los ventanales, mesas bien vestidas con mantel largo y sobre mantel ambos en color negro, servilletas de tela blancas, vasos y copas Riedel, quizás las mesas un poco demasiado juntas.
Además de la carta los días de diario ofrecen un menú por 22 euros consistente en dos entrantes para compartir y un segundo plato a elegir entre siete opciones, postre, pan agua y media botella de vino o cava por persona.
Este día los entrantes fueron cecina de buey gallego y pan de coca con tomate, excelente la calidad de la cecina y fideuá presentada en la paellera y servida en la mesa, muy gustosa con un buen sofrito.
Los segundos corvina a la plancha acompañada de verduritas al vapor, excelente cocción tanto del pescado como de las verduras, y fricandó de ternera con setas, muy bueno y tierno pero para mi gusto había un exceso de pimienta.
De postre, coulant de chocolate perfectamente ejecutado y piña natural, lima y helado de leche de coco, muy refrescante.
Como no podía ser de otra manera pedimos una botella de cava, nos sirvieron Origen Brut Nature de Vallformosa al servirnos nos preguntaron si lo servian en las copas de vino que había en la mesa o cambiaban a copas tipo flauta, últimamente hay una corriente en beber el cava en copa de vino, optamos pués en beberlo en las copas que teníamos en la mesa. El servicio del mismo fué bueno con algún relleno ocasional.
Dos buenos cafés
Disponen de una extensísima carta de vinos que hace casi imposible consultarla, el responsable de sala nos comentó que tienen en la misma una representación de todas las cavas de la población
Servicio muy profesional y agradable por parte del responsable de sala, secundado por una eficiente ayudante.
Sin duda un lugar a tener en cuenta cuando se está por la zona.
En esta primavera lluviosa el día amaneció bien, así que pusimos rumbo a Sant Sadurní d'Anoia, Sant Sadurní es lo más parecido para un amante del cava, a lo que puede significar La Meca para un creyente musulmán.
Entramos a las Cavas Recaredo donde nos esperaba Ton Mata director y enólogo de Recaredo, con Diego “Maresme” y el resto de amigos.
Tras una agradable charla con Ton Mata toma el relevo su sobrino Carles, que nos acompañará en la visita a las viñas. Ni que decir mi emoción cuando Carles señalando una pequeña colina nos dijo que ese era el “Turó d’en Mota”, y que tras ella se encontraban las viñas con las que se elabora el mejor espumoso de España, y sin duda uno de los mejores del mundo, el Turó d’en Mota
A pie de viñas y con el Turó al fondo nos ofrecen el desayuno, a esa hora apetecía, y más acompañado de unas botellas de Recaredo Intens del 2013 (última añada), el primer cava biodinámico de la historia.
De vuelta a las bodegas y de nuevo acompañados por la familia Mata, pudimos disfrutar de una experiencia inenarrable, el degüelle por el propio Ton Mata de un Reserva Particular del 2007.
Al finalizar la visita a las cavas, nos ofrecieron una cata de los tres productos estrella de la marca, el Serral del Vell del 2008, el Reserva Particular del 2007, y por descontado el Turó d’en Mota del 2004.
Pero a lo que íbamos, al restaurante, que esto solo lo he contado para daros envidia.
Como es normal en las quedadas organizadas por el amigo Diego “Maresme” la comida no podía desmerecer, así que nos llevó al Restaurant El Centre, donde nos acogieron en un tranquilo reservado en el que disfrutamos de un servicio atento y profesional, y de unas viandas acorde con nuestras expectativas.
La comida consistió en unos entrantes a compartir, compuestos por……
Ensalada tibia de pies de cerdo y gambas
Garbanzos Pedrosillanos con Pulpo
Finalizando con un segundo a elegir, entre los que destacaron, el cochinillo a baja temperatura, pato mudo del penedés, o la corvina al horno con verduritas.
Y en una quedada montada por Diego no podían faltar unos vinos como estos:
La experiencia de Recaredo soy consciente de que será difícil de repetir, pero por El Centre volveré sin duda alguna.
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Los vinos
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Arroz meloso con gambas
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Foie con reducción de PX
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Uno de los entrantes en El Centre
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Cata en las cavas de Recaredo
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Viñas del Turó d'en Mota
Una experiencia sobresaliente, el local se situa en un antiguo local tipo casino de Sant Sadurní y rememora con la decoración aspectos del antiguo cine que se ubicaba en el local anexo.
Musica de ambiente ideal para comer sólo o en pareja, vistas muy bonitas.
La comida realmente buena, todos los platos que probemos merecían una nota alta con muy buena materia prima.
El servicio impecable en la atención, los tiempos y la predisposición.
Genial carta de vinos y cavas, dejaros aconsejar.
Precio medio con vino y postre unos 50€
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Steak tartar
Restaurante ubicado en un antiguo teatro, con aceso por una escalera no apta para personas con discapacidad. Lo más notable del comedor es la vista panorámica sobre las cavas Freixenet, la autopista AP-7 y su trafico incesante de camiones a lo lejos, y las montañas del Ordal. Cortinas de terciopelo rojo y unos artilugios recuerdan la función anterior del lugar.
Hemos elegido el menú del día, a 22€ por persona, con media botella de agua, cava o vino incluida, pero no el servicio de pan.
En nuestro caso, vino tinto, una Garnacha de Segura Viudas, correcto por ser vino del menú, servicio en copas Riedel.
Después de unas aceitunas aliñadas, dos primeros (consecutivos sin poder elegir): una ensalada con frutas y queso Gorgonzola al cava muy... frutal. Y una fideuà a la cazuela con gambitas de Vilanova, muy buena la fideuà. Raciones suficientes.
Platos principales, espalda de cordero deshuesada para mi (*) con una curiosa guarnición de pera al vino, fricandó de ternera con setas para mi pareja. Bien hechos los dos platos de carne.
Postres, mató con miel y carquiñolis para mi, coulant de chocolate para mi pareja. Buenos sin más.
Dos cafés solos (+1,50€) para acabar la comida.
En resumen, da ganas de volver para probar la carta.
(*)Temporalmente después de un accidente, no puedo cortar platos de carne más firmes, lo que reduce el surtido a escoger!