Se trata de un restaurante de decoración muy clásica, al que acompaña el

Se trata de un restaurante de decoración muy clásica, al que acompaña el vestuario de los camareros. El resultado acogedor por la calidad del mobiliario y de los cuadros. Desafortunadamente disfrutamos de poco espacio entre las mesas. Al estar lleno, y sin duda por algún compromiso, donde debían haber habido dos mesas, habían tres.
José Polo y Toño Pérez han cambiado su filosofía de la carta. Se ofrecen tres menús degustación (dependiendo del apetito) en los que tu eliges los entrantes, el pescado y la carne. Carta de vinos realmente espectacular, también nueva. Muchas referencias y magníficas fotos en la carta-libro. El índice ayuda a localizar al menos la zona del vino a elegir. Optamos por un Aalto PS, y curiosamente no tenían. Se nos ofreció otro vino (no recuerdo la marca), y dado que no fue de nuestro agrado, fue cambiado sin ningún problema. Acabamos optando por un Quincha Corral 2004 que no fue decantado. Muy curiosos algunos precios, por ejemplo el Maduresa 2003 a 29€ y Les Alcuses 2004 a 35€. El servicio es en algún momento un correcalles y en otras ocasiones muy atento. Por favor, no es de recibo que te describan lo que contiene un plato, terminado la frase a mitad del pasillo. La cocina es elegante y con un resultado espectacular. Aquí Toño lo borda, y siendo lo realmente importante en un restaurante, es lo que lo salva. Menú para apetito normal (el intermedio), dos copas de vino blanco de aperitivo, agua, dos cafés y el vino ya comentado por un total de 312€.

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