Restaurante Villa Paramesa Prado en Madrid
Restaurante Villa Paramesa Prado
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
35,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
46 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.5
Comida COMIDA
7.8
Precio medio entorno ENTORNO
8.5
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Canto al vino
Espárragos de Tudela con huevo y migas
Ceviche de sardina
Opiniones de Villa Paramesa Prado
OPINIONES
2

La excusa: unas gestiones por Banco de España a última hora de la mañana.
La pista: El anterior comentario de Lorden. Graaacias !!
El objetivo: Conocer este nuevo Villa Paramesa. La visita a su local de Valladolid fue fugaz y me dejó esa curiosidad insana que mantenemos los disfrutones.

Local bien descrito anteriormente, con su maldición, sus maderas y su cava. Bastante agradable y adaptado a su oferta de cocina.
Pedimos nos acomoden en mesa baja, algo me decía que aquello iba a dar más de sí que una comida de tapeo.

Después de los consejos de Alicia, una de las artífices del local de Valladolid, atacamos con decisión un aperitivo de Crema de espárrago blanco con huevas de pez volador. Un abrir boca bien ejecutado.
Socarrat de gambas y ali-oli de azafran. Buen sabor y conjunción. Punto del arroz muy al dente, al límite, como me gusta, un pelín falto de homogeneidad en el punto, pero bastante bueno. Leves recuerdos de los potentes calderos murcianos.

Sashimi de bonito del norte, cerezas y jengibre. Sabores reconocibles y armónicos. En mi opinión una preparación distinta del pez hubiera beneficiado al conjunto, algo plano.

Espárragos de Tudela de Duero, huevo a baja temperatura y migas. Este es otro cantar, piezas hermosas, de alta calidad, con ese puntito templado que hace sublime un buen espárrago, compañía clásica y reconfortante, con unas migas muy crujientes contrastando con la melosidad del protagonista. Gran plato.

Carpaccio de ciervo, brotes y mantequilla de hierbas. Aquí los secundarios le roban plano al protagonista. Frescor en los brotes, cebollino, láminas finísimas de queso y una pomada de albahaca que en parte eclipsan al ciervo. Plato correcto, pero… ¿de nuevo revisión de la preparación o el corte del protagonista?

Cocochas de bacalao, ajetes y pimientos de padrón. Señor plato, si solo las cocochas son un manjar, acompañadas de un gran pilpil, ajetes suaves en sabor, crujientes, y los de padrón pasados por una tempura transparente, todo ello invita a repetir y tripitir. Sombrero.

Arroz negro, sepia y tirabeques. Me gustó más que el socarrat, éste era trabado y meloso, el tirabeque con un crujir excelso que redondeaba otro plato notable.

Tablita de quesos, que comentaron cambian a menudo, hoy de Castellón, Mahón y Galicia, buen detalle acompañarlos de cerezas y un membrillo artesano muy elegante.

Podremos con dos postres ?? Curiosidad por el huevo, gula por las torrijas. A por ellos !!

El huevo (“Un Huevo!!”, o “Calimero”), un trampantojo muy currado que dejo a vuestra curiosidad.
La Torrija caramelizada con crema helada de limón, bastante buena, aunque me hubiera gustado más empapada, de esas que chorrean… (no tengo remedio).

Apartado vinos: Pedí algún blanco con personalidad, de entre los primeros que citó Alicia, pedí que parara con Tomás Postigo 2011, que fue bastante bien con todo.
Pido disculpas ya que solo eché un vistazo a la carta de vinos, que no es muy extensa, pero se aprecia inquietud y criterio con, por ejemplo, 8 ó 10 referencias de champagne.
Me acompañaron los quesos con un Medium de Osborne, 10RF, y los postres con un Cream del mismo elaborador. Cafelitos (buenos), cuenta y a casita.

Para un mejor reflejo de la RCP, señalo que, de lo citado, el socarrat y los espárragos fueron platos completos y el resto medias raciones.

Como veis, calidad de cocina con “dientes de sierra”, algún plato necesitado de revisión o nueva inspiración, contra platos redondos, muy logrados, sobre todo teniendo en cuenta que la casa madre de Pucela es afamada por sus excelsas tapas y pinchos, no por ser un restaurante de altísimo nivel.
Su andadura en Madrid es todavía muy corta y espero que llegue a ser un local de referencia en Las Letras para comidas, cenas o picoteos sin “corsés”.

Agradecidos a José (Cocina) y Alicia (Sala), dejamos este local que visitaremos a menudo.

Cena en VILLA PARAMESA PRADO, sucursal madrileña del exitoso bar de tapas vallisoletano. Situado en la calle Prado, enfrente de La Mucca, se trata de un local un tanto "maldito", pues en los últimos meses han pasado por él varios negocios: una pizzería, un gastrobar que se llamaba “Sticker” y una vermutería “De Rodríguez & Salas”; y ninguno ha conseguido asentarse. Y eso que la zona es inmejorable, pues está en pleno cogollo de la zona de Huertas y por la calle pasan riadas de personas, especialmente las noches de los fines de semana.

Local de tamaño medio, barra alargada y aproximadamente unas quince mesas, entre altas y bajas. Decoración sencilla en madera de tonos claros. Una preciosa cava de vinos acristalada preside el restaurante.

Preparaciones muy originales y apetecibles. Dos cartas, una de tapas y otra de platos, servidos en raciones enteras y medias. Tanto en las mesas altas y bajas o en la barra se puede pedir cualquier cosa de ambas cartas.

Dos personas, nos dejamos aconsejar por la simpática encargada y, tras una rica crema de espárragos con huevas de pez volador que nos sirvieron de aperitivo, nos puso:

Dos tapas de ceviche de sardinas, servido en un “barquito” realizado con alga kombu y una mayonesa con ajo negro, para comer de un bocado.

Una tapa de socarrat de gambas y alioli de azafrán, servida en una mini-paella.

½ de cocochas de bacalao con pimientos de padrón.

½ de calamar a la plancha con alioli de pimentón.

½ de espárragos blancos de Tudela con migas y huevo a baja temperatura.

Todo entre bueno y muy bueno, y dos preparaciones que nos parecieron excelentes: las cocochas de bacalao y los espárragos blancos.

De postre, a compartir, un “canto al vino”, una vistosa composición: unas cepas hechas de chocolate negro y regaliz, en una tierra de queso y bizcocho desmigado, con una porción de helado de café en forma de corcho de acompañamiento.

Carta de vinos interesante a precios comedidos, de la que elegimos un delicioso Ribeiro Casal de Armán.

Buen ambiente, el restaurante lleno y doblando mesas. Tiempos de servicio aceptables, a pesar de que estaban un pelín desbordados. Como está de moda ahora no ponen manteles, aunque la vajilla y las copas son de buena calidad.

Nos gustó bastante. La cocina nos recordó un poco a la de Bacira, por los sabores y la originalidad. La cuenta ascendió a 70 euros, que consideramos una relación calidad-precio muy correcta. Para volver y recomendar.

  • Canto al vino

    Canto al vino

  • Espárragos de Tudela con huevo y migas

    Espárragos de Tudela con huevo y migas

  • Ceviche de sardina

    Ceviche de sardina

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