Cambios en la cocina.

Cambios en la oferta gastronómica de este restaurante, ahora al frente de sus fogones se encuentra el cocinero Italiano Gianni Pinto, considerado, por los entendidos, como uno de los referentes de la cocina italiana en la capital.

Ya desde su anterior destino, Sinfonía Rossini, había interés por conocer sus propuestas, esas propuestas netamente italianas que tanta fama le habían proporcionado. Aunque aquí la oferta del restaurante está mas centrada en una fusión entre la cocina tradicional española y la italiana, se nota su mano.

La sala sigue tal como ya conocíamos, con sus mármoles, maderas finas, latones, y esa mezcla de colores verde esmeralda, negro y oro que le confieren un aspecto elegante y cosmopolita.

Mesas bien vestidas con separación suficiente entre ellas.

Personal de sala atento y amable.

Carta de vinos variada con precios medio altos. De ese capitulo, nos hemos decantado por un verdejo de vendimia nocturna, un Katherine Sierra del 2015, un vino con cuerpo y sabor agradable.

- Aperitivo: Ajoblanco. Correcto.

- 1/2 Vitello tonnato. Espléndido. Un redondo de ternera cocinado a baja temperatura y loncheado finamente, y debajo de las finas laminas, una salsa a base de huevo cocido, atún, alcaparras y anchoas. Buen producto, con un intenso sabor que pide mas cantidad.

- 1/2 Croquetas al estilo de Francis Paniego. No conozco las croquetas que pretende versionar, por ello no puedo hacer comparaciones, solo puedo decir que estaban muy buenas.

- Huevos poché, foie gras y espuma de parmigiano reggiano de 36 meses. Uno de los platos emblemáticos de este chef. Sabor delicado, un sabor que engancha, y cuando se produce la mezcla de la espuma de queso, el foie y el huevo, se convierte en un sabor delicioso, que pide mas.

- Bonito a la puttanesca. Si el bonito hubiera estado un poquito menos hecho, hubiera sido un plato importante. Salsa adictiva.

- Risotto de carabineros y boletus. Un importante y semicrudo carabinero preside uno de los mejores risottos que he tomado nunca. Un sabor a boletus que inunda la boca, con sus tropezones, con la melosidad de un estupendo arroz. Para repetir y recomendar.

- Panacotta. Típica panacotta que "baila" en el plato, cosa que no se ve todos los dias, solo por ese espectáculo, ademas de por su sabor, ya merece la pena.

- Tiramisu. Bien, pero mas normalita.

Cafés con hielo ponen punto final a esta visita que nos sorprende gratamente. La cocina de este chef nos transmite buenas sensaciones.

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