Típico bar restaurante de barrio que al estar separado por una plaza peatonal de la falla de Espartero, se convierte en referencia a la hora de almuerzos, aperitivos, comidas y cenas, especialmente en los fines de semana y durante los dias de fallas.
Un local que dispone de unas cuantas referencias en tapas, dos o tres posibilidades de arroces, algunos segundos platos de carne y hasta bocadillos. Una cocina que no tiene pretensiones pero que cumple en lo básico con un producto medio y un precio asequible. No pretendas elegir vinos, aquí no es su guerra.
Comida para dos después de la mascletá y en terraza al sol de primavera, llena y repitiendo mesas, una clarita y una copa de blanco Señorío de Mestalla servido a muy buena temperatura. Un pan cortado sin tostar y escaso de aceite.
Al centro una muy buena sepia a la plancha, entera, bien de plancha y con buen aliño de aceite y perejil. Unos calamarcitos rebozados bien hechos, nada aceitosos. Plato de la casa: huevos fritos, patatas fritas y jamón (básico) todo ello cortado a tijera, bien hecho, con el huevo nada líquido pero sí suficiente para impregnar todas las patatas; toma pan y moja.
Se quedaron para otra ocasión las croquetas, la ensaladilla y las bravas. Raciones todas ellas de buen tamaño.
Servicio eficiente y amable en nuestra zona de la terraza; la otra bastante menos. Mesas en el interior, pero Valencia en fallas, pide comer al sol en la terraza. Lo dificil es encontrar un hueco al solecito de fallas.
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