Chipis & Rabas

Tras arribar a Asturias para una visita de fin de semana, la familia de mi chica nos sorprende con una invitación a cenar en el Vista Alegre, el restaurante favorito de mis "suegros". Paso a comentar la jugada.

Ambiente y Localización
El restaurante está ubicado entre Colunga y Lastres, al pie de la Playa de La Griega, en un entorno francamente privilegiado al que se accede sin mayores complicaciones a través de un desvío de la carretera que une ambas localidades; cuenta con una amplia terraza -asomada directamente al mar- y salones interiores de gran capacidad (aptos para celebraciones y banquetes). Mantelería de papel en la terraza -servilletas de tela, eso si- y vajilla y coperío sencillamente correctos. Es, en definitiva, un restaurante "de los de toda la vida".

Comida
Picoteo al centro de varias raciones, vamos la familia al completo (6 personas) y hay "gusa" tras las 6 horas de viaje-atasco desde Madrid... esta fue nuestra comanda:

- Chipirones: 6 chipis pasados por harina y fritos; se sirve el cuerpo limpio y los tentáculos aparte. La fritura, de manual: crujiente y nada grasienta, con el justo enharinado. Bichos de tamaño mediano con un sabor y frescura excepcionales, adquiridos a diario en la cercana lonja de Lastres. Un 9 aunque la ración fuera escasa -1 chipirón por barba-.

- Calamares: se nota que en esta casa gustan los cefalópodos... 2 hermosas raciones de rabas de calamar al mismo nivel que los chipirones. Fritura de altura y género excepcional, la sencillez de las cosas buenas. Otro 9.

- Pulpo de pedrero con patatas: ración mediana de trocitos de un pulpo de pequeño tamaño y piel muy oscura que en boca se muestra bien firme y repleto de sabor. Se sirve sobre un generoso lecho de patata cocida, aderezado exclusivamente con aceite y sal, nada de pimentón. Muy bien. Un 8,5.

- Almejas a la marinera: una generosa ración de Almeja Fina, de muy buen tamaño, servida en cazuela de barro con abundante salsa a base de ajo, caldo de pescado y perejil. No convenció del todo porque el punto de ajo de la salsa era excesivo, anulando por completo el gusto del bivalvo. Voy a dar al plato un 6 porque las almejas eran excelentes en calibre y calidad; si la cosa hubiera dependido solo de la salsa el suspenso estaría cantado.

- Patés variados: 3 porciones de patés caseros -Cabrales, centollo y gambas- que se sirven con biscotes de pan tostado y mayonesa para untar al gusto. Muy ricos y cremosos, una de las especialidades del lugar; mi favorito, el de Cabrales. Un 8.

- Postre: 2 raciones de biscuit con helado de manzana. Una barqueta de galleta sobre la que reposan 3 bolas de helado de manzana. El conjunto se adereza con sirope de chocolate. Probé un poco pero la cosa no me entusiasmó. Un 5.

Servicio
Muy atento y servicial, excelente en tiempos y forma y con el ojo avizor en lo referido al escanciado de la sidra con que acompañamos la comida. Muy, muy bien.

La cena fue invitación del padre de Bea, no obstante pude echar un ojo a la nota y el total ascendió a 112 euros (las 6 raciones consignadas, 2 botellas de sidra, 2 botellas grandes de agua, servicio y pan -muy normalito- y 3 cafés). En mi opinión, una buena RCP, con el añadido de la invitación a los chupitos finales -cosa por desgracia cada vez menos corriente-.

- Lo mejor: entorno, servicio y comida, así que todo. Un buen sitio para comer bien sin manierismos ni complicaciones.

- Lo peor: el pan (un clásico) y la salsa de las almejas -tratar ese género con tan poco respeto debiera estar penado por la ley-.