Restaurante Tatau Bistro en Huesca
Restaurante Tatau Bistro
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
6,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
23 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.3
Comida COMIDA
8.3
Precio medio entorno ENTORNO
7.3
RCP CALIDAD-PRECIO
8.8
Opiniones de Tatau Bistro
OPINIONES
6

Tatau es un restaurante con estilo. Su estilo se percibe en el servicio , en la decoración , en la cocina y en su esencia. Con ese estilo ha llegado a lo más alto y ha triunfado, no cabe duda. El establecimiento se encuentra dominado por el impresionante Bar con su cocina central y visible. No molesta al restaurante, más bien lo entretiene, pero creo que lo supera, en realidad es el santo y seña de Tatau y en lo que probablemente se distingue. Buen servicio, femenino, protocolario y austero. Se echa de menos algo más de interacción y empatía. Carta de vinos clásica , suficiente y un pelín "aburrida"...lo esperable a precios muy razonables. La cocina es intensa, potente y especiada. Tomamos el menú largo. En realidad parece una cocina clásica con deseos rupturistas y  es aquí donde no me convence ( subjetivamente, claro). Productos opuestos ( Tuétano-kokotxa, espardenya-cochinillo...) que podrían generar un plato cada uno, pero que en el mismo, parecen opciones diversas no cohesionadas, inesperadas sin fundirse en una única opción ( es de lo que se trata). Reducciones trabajadas , cocinadas, elaboradas , pero similares y formando parte de varios platos , generando algo de agotamiento. Seguramente , hubieramos salido más satisfechos si hubieramos tapeado en el Bar.

Aunque hay una zona de comedor con mesas más puestas y mesas altas en la zona de bar, en mi opinión, la barra es la fiesta en este local. Decoración ecléctica con una estética de tattoo, cómic, cine y Star Wars. No sabría definirlo mejor. Nos sentamos en la barra amplia y muy (insisto muy) cómoda. Dos buenas cervezas de presión Ambar y la comanda: 

- Steak tartar (10,5€). Carne sabrosa, bien aliñado con patatas paja. Acompañan con otro tartar de remolacha en otro plato como guarnición. Gustó. 

- Vieira XL con papada ibérica (7,5€). Esperaba quizás un velo de papada, algo más fino y se acompañó de un corte excesivo en mi opinión. Bueno, pero lo que menos me gustó. 

- Alcachofas al pilpil de cocochas con espardenyas (25€). Delicioso. El pilpil puro colágeno del que pega los labios.  

- 1/2 bogavante en 3 servicios (22€): 1) frío en salpicón con pepino; 2) la cola sobre guisito con alubias y morcilla; 3) pinzas con guiso marinero con sus patatas. Muy buenos los tres, pero el segundo servicio un mar y montaña de escándalo. 

- 2 x Cochinillo crujiente (10,5€). Espléndido. Piel crujiente y carne jugosa, perfecto. 

- Tatin de manzana con helado de romero (6,5€). Hecha al momento, hay que encargarla al principio. La mejor que he probado y eso que el helado de romero no me convenció. 

Acompañamos con dos copas de Les Meysonniers de Michel Chapoutier (4,5€ cu) servidas en buen coperío. Buena carta de vinos pero había que conducir. 

Realmente magnífica la barra de Tatau. Poder disfrutar de una cocina de nivel, con producto y en barra con un ambiente informal me entusiasmó. Servicio muy atento, impecable. 

PS: Han cambiado recientemente de local, esta reseña corresponde ya al local nuevo. 

Sábado animado con los amigos que incitaba a cogerse el coche para ir a comer a Huesca al Restaurantes Las Torres.

Como había ganas de faena, y para ir calentando motores, el paso por el anterior estrellado vino precedido por la visita al ahora comentado, reciente merecedor de la estrecha Michelin.

Y la verdad es que, en materia de ubicación y entorno, el anterior comentario me lo ha dejado fácil. En pleno centro de Huesca, el local presenta, en efecto, una larga barra con la cocina a la vista. Varias mesas paralelas a la barra, y con sillas de pie. LLeno hasta reventar, incluso un tanto agobiante, aunque el día, desde luego, no era el mejor y la hora, pues lo mismo. Vamos, igual que el tranvía de Zaragoza en hora punta.

Una cosa que también me llamó la atención fue, aparte de la limpieza general del local, el hecho de que una de las camareras estuviera pasando todo el rato todos los platos de las mesas de la barra, no por encima de la misma, sino por una pequeña apertura que esta última tenía cerca de la puerta de la entrada. Ello provocaba una evidente incomodidad, pues, entre que entraba el tío Gregorio, salía la abuela Felisa, iba y venía papá Nicolás, manejaba el carro del recien nacido la tía Rosenda y el ir y venir de la camarera con los platos y sus correspondientes restos, pues ya os podeis imaginar.

No quiero cargar las tintas más allá de reseñarlo como un punto cómico. Pero creo que esto lo tendrían que repensar.

Copas, cubiertos y similares correctos. Trato amable.

Disponen de diversas referencias de vinos por copas (2,5/3 e.), sirviendo las mismas bien colmadas, aunque en unas copas justas (también comprensible). La temperatura del vino es la correcta.

Multitud de posibilidades a la hora de tapear. Muy, muy bien elaboradas. Y recién hechas en su mayor parte. Servicio rápido y sin esperas. Todo ok en este aspecto.

Íbamos 6 y, como la comida que se degustaba acto seguido era un abundante menú-degustación, se entendió que no era cuestión de ponerse hasta arriba, por lo que fuimos prudentes a la hora de pedir.

Ensaladilla rusa: Muy buena.

Patatas bravas: Con un loncheado fino y un suavísimo alioli. Sencillas, pero ricas.

Sesos con espardeñas y berenjena ahumada. Sublimes e imprescindibles.

Todo ello servido en raciones suficientes para dos, dejándote un tapeo cumplidor para ese número de personas. En nuestro caso, dió para un par de "enganchaíllas" para coger fuerzas camino de nuestro principal objetivo.

Junto a los 6 vinos que tomamos, la cosa se nos fue aproxidamente a los 38/40 euros.

Para repetir sin duda. Totalmente aconsejable. Si van fuera de horas punta, aquello puede ser un auténtico disfrute.

Y siento la brevedad de mi comentario, pero es que no había para más. Queda pendiente una nueva visita en la que detallaremos, de forma más concienzuda y profunda, una cocina que apunta una excelentes maneras.

Tonino Valiente y Anrantxa Sainz se decantaron por Huesca porque era más económico abrir local que en Barcleona. Al cabo de dos años el pequeño local con un comedor de tres mesas que pueden acoger 8 comensales, tres mesitas en la zona de la barra y una cocina vista, se ha visto recompensada con la estrella Michelín en la guía del 2015.
Tonino cocina de maravilla y con sensatez. Su carta la divide en tres apartados, los fríos, que es la parte que menos varía, los calientes, que es donde entrega novedades y una cocina más completa, y los postres.
Arantxa lleva la sala con gentileza, educación y animosidad. La carta de vinos, con unas cuarenta/cincuenta referencias, ajusta sus precios, ofrece unas diez referencias por copas, y presta atención a los vinos de la zona.
La carta son tapas elaboradas, que van de los 3,90€ hasta los 12€. Se pueden construir múltiples menús, porque hay posibilidad de ir recalando en propuestas más o menos novedosas, pero que tienen hacia una cocina golosa, con puntos de escabeche muy ligeros, con mares y montañas muy bien llevados, como los sesitos con espardeñas y berenegena ahumada, puntos de cocción muy bien ejecutados, como las sardinitas fritas en escabeche o el cochinillo.
Una culinaria que bien podría estar cerca de que realiza Victor Quintillá (Lluerna/Bitxarracu) ó Artur Martinez (Caprix/Matís). Por lo efectista, lo limpia y sabrosa que es. Y por el deseo de ajustar precios en una carta que varía, al menos una parte, de vez en vez.

Un local muy moderno y divertido que hace más patria por la ciudad que muchas campañas turísticas.

Local imprescindible en Huesca- es más, diría que en todo Aragon-, para entender la nueva generación de cocina de calidad en formato tapa-pequeña ración. Me recuerda a templos de Donosti como A Fuego Negro- tienen tarjetas de ellos- o Borda Berri. Es más si estuviera ahí no desentonarian en absoluto. Probamos dos clásicos, bravas espectaculares y ensaladilla sublime. Tienen propuestas más arriesgadas que quedan pendiente de probar. Gran oferta en vinos por copas, las mismas excelentes, probamos un verdejo López de Haro muy rico. También tienen postres de gran factura visual. Esto es Nivel.

Un sitio excelente para tomarte unas tapas que se salgan de lo común. Voy con bastante frecuencia por la originalidad de sus creaciones ya que algunos platitos demuestran una madurez culinaria propias de un restaurante de otro nivel. Sobresalientes los fondos y las salsas,de una ejecución impecable, y las nuevas versiones de platos de toda la vida(manitas,mollejas...),flojean un pelin mas las elaboraciones corrientes como unas bravas que no hacen justicia al nivel medio general... elaboran un sushi estándar que no enamora pero que sirve para quitarte el mono. La decoración tiene un punto canalla que me da la sensación que va muy en consonancia con el rollo del local y supongo que con la personalidad de los dueños del mismo(decoración pin up), el servicio es muy informal, un pelin inexperto a excepción de la ¿jefa?que resulta muy agradable.Carta de vinos por copas a precios medios pero con referencias muy poco destacables(buenas copas), se echa en falta asumir un poquito más de riesgo, en sintonía con la propuesta del local. Cañas bien tiradas(mahou 5 estrellas).Muy cerquita del sobresaliente...con sus pequeños peros,es un must en Huesca! El precio de las tapas medio-alto, con propuestas cercanas a los 6 euros.

Pd.Tienen un menú degustación altamente recomendable previa reserva.

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