Hotel clásico con pinceladas actuales, consiguiendo mucha armonia y confortabilidad. Perfectamente situado, enfrente del Puente de las Cadenas, permite desplazarse por Budapest sin necesidad del transporte público. La habitación en la que estuvimos fue la 403, que tiene una preciosa vista sobre el Danubio y el Puente de las Cadenas. Habitación amplia y una cama de la que aún me acuerdo por su comodidad. Dispone de caja de seguridad, posibilidad de prepararte un té en la habitación, albornoz, zapatillas, etc. Desayuno internacional muy completo y destacable. Hall que impresiona por sus dimensiones y espectacularidad. Un hotel perfecto para quien desee conocer la ciudad.