Rieslig y maridaje

9 respuestas
    #9
    MCamblor
    en respuesta a Boris

    La flexibilidad de un riesling

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    Como en casa se bebe mucho riesling, alemán, austriaco, alsaciano y hasta australiano (bueno, el Pyke’s cuenta...), aquí una brevísima memoria de las combinaciones más exitosas...

    Aunque no me lo crean, un riesling ligero y seco (alsaciano, italiano, neozelandés, australiano) puede maridar muy sabrosamente con pasta en una salsa sin carne cuyo ingrediente principal sea el tomate. La acidez y el dulzor de un buen tomate fresco, maduro, reducido en salsa, contrasta bellamente con el ";corte"; de un buen riesling joven.

    Alemanes: Dependiendo del nivel de dulzor, todo cambia... Un Kabinett halbtrocken es un excelente compañero para platos vietnamitas, tailandeses y chinos con algo de picante. Müller-Catoir Halbtrocken 1996 con un curry verde a picante medio de camarones es algo sublime, si uno se deja. A nivel de spätlesen, la cosa cambia. No me gusta cancelar dulce con dulce. Más bien, trato de dejar los vinos bajos en alcohol y con suficiente azúcar residual para ";domar"; platos picantes. Vinos jóvenes son los más indicados en el caso de carnes blancas con especias szechuan, algo mexicano potente (que no sea carne) o alguna belleza birmana que, por lo que a mi repecta, puede llevar hasta pato con especias fuertes. Un riesling le va...

    ¿Austriacos? Palabras mayores. Un Steiner Hund de Nikolaihof puede maridar de forma sublime con un tartare de vieiras (nori, algo de wasabi, aceite de ajonjolí, jengibre, limón verde, sal gris, puerro chino y las vieiras de la bahía más absurdamente frescas que aparezcan) y con ave de caza sazonada y asada de la manera más opulenta. De hecho, alguna vez, en una andanza alsaciana, habré probado un cocido de venado con un gran riesling (un Clos St. Hune maduro, o algo de Weinbach cuando era Weinbach, o un grand cru de Dirler con diez añitos) y me supo a gloria.

    Claro, alguna vez en la playa, en Santo Domingo, con pesca fresca hecha a la brasa con papas, tomates y azafrán, me habré pasado algo bonito de Ostertag y lo habré gozado mucho. Igual, en alguna isla más al sur me habrán servido un filetazo de pez espada adobado con achiote y hecho perfectamente al carbín, con sal gorda y limón. ¿El vino? Pues, un Albert Mann Grand Cru ";Schlossberg"; 96. Bellos ambos.

    En fin, las combinaciones son casi ilimitadas. ¿Un auslese, o un spätlese presumido, con foie gras a la plancha? Seguro. Pâté de campagne de jabalí con un Jamek Ried Klaus Smaragd es algo tremendo. Unos vegetales asados bien sencillos, especialmente si hay bulbo de anís, cebolla vidalia y tomate en la jugada, van regiamente con un Trimbach sencillo, que en casi cualquier añada es excelente (así son de consistentes). Y si es salmín a la parrilla con los primeros espárragos y una velouté de piquillos, no hay nada mejor que un Trimbach ";Frédéric Emile"; 89 o 90.

    Me callo, que me da hambre y sed y son las once de la noche... Engordo de solo pensar a estas horas.

    M.

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