Mensaje para Inmalva

En la última Cata virtual de Viña Aránzazu, merlot 2004, hice referencia a un artículo que hablaba de las propiedades cardiosaludables del uso del corcho como tapón. El usuario Inmalva se interesó por ello y en ese momento no fui capaz de darle la información que me pidió; pues bien aquí está:
http://www.xlsemanal.com/web/articulo.php?id=9120&id_edicion=1387

Brindis saludables

Con alto valor para la salud, somos uno de los pocos países que produce corcho, una labor tan artesanal como poco conocida.

La próxima vez que descorche una botella de vino y escuche su ‘plop’, agarre su tapón y fíjese en él. Ese corcho no es más que una acumulación de células vegetales muertas en cuyo interior ha anidado un gas similar al aire que ocupa el 90 por ciento de su tamaño, lo que le confiere una extrema ligereza. Y las paredes de esas células, que son minúsculos compartimentos estanco, están formadas fundamentalmente por cerina y suberina, dos ceras que consiguen que este producto sea altamente resistente al fuego, muy flexible y prácticamente imputrescible.

La misión de ese tapón estaba clara: cerrar las botellas. Pero los últimos estudios científicos han arrojado resultados sorprendentes sobre sus otras y desconocidas funciones. A diferencia de otro tipo de cierres, como las cápsulas sintéticas o de cristal, que se emplean en el 20 por ciento de las botellas, los tapones de corcho interaccionan con el vino y contribuyen a su maduración, al cederle compuestos orgánicos volátiles, como la vanilina, que emigra del tapón al caldo enriqueciéndolo. Igual pasa con otros compuestos, como los elaginatos y las antocianinas, que confieren astrigencia y sabor al vino.

Pero aún hay más: un estudio reciente ha demostrado que los polifenoles, unos alcoholes presentes en los corchos y de los que ya se conocía su efecto antioxidante, contribuyen a reducir el riesgo cardiovascular y retrasan ciertas enfermedades degenerativas. Y que la reacción entre la vescalagina, un componente del corcho, y las catequinas del vino, un antioxidante, produce un antitumoral que ha demostrado ser 250 veces más potente que los fármacos que se utilizan para este fin. ¿Se merece o no un brindis?
J. E.