Vinos de jerez
Vinos de jerez
Os pongo este enlace, que me ha gustado.A ver si a vosotros también.
Todo amante de los vinos es al principio un adolescente en busca de sensaciones. En busca de que cada nuevo vino le enamore, le impacte y le haga sentir cosas, por eso es lógico -y hasta necesario- que en esos años del alumbramiento y sumisión a Baco uno busque vinos “fáciles”: vinos rotundos, aromas intensos y silicona, mucha silicona. Vinos más concentrados y con más estructura, con fruta hipermadura, madera a cascoporro y demás fuegos artificiales que tanto enamoran a Robert Parker y (sus millones de) acólitos.Pero uno madura. Y donde antes buscaba baldosas amarillas, señales luminosas y trompetas ahora busca sutileza, poesía y susurros. Por eso el viaje siempre arranca en Burdeos -Ava Gardner- y finaliza en Borgoña -Grace Kelly- y por eso todo amante de los vinos (y cuando digo todos, digo todos) acaba, tarde o temprano rindiéndose absolutamente a Jerez, a los vinos de Jerez, a la magia de Jerez.
http://www.traveler.es/viajes/placeres/articulos/por-que-amo-los-vinos-de-jerez/2639
Saludos
José Luis Giner
Re: Vinos de jerez
Ver mensaje de JlgggMuy bueno y , para mi, muy real
Muchas gracias Jose Luis
Sí... pero no.
Ver mensaje de JlgggMe ha gustado el artículo, aunque no estoy de acuerdo en que los jereces deban ser el último paso de los aficionados al vino. Cualquiera, en cualquier momento, puede disfrutar de las manzanillas chicas o los finos jóvenes, muy agradables y nada complicados, además de realmente baratos. Siempre será buen momento para quien quiera adentrarse en la complejidad de los vinos más viejos, independientemente de su grado de conocimiento y/o experiencia con otros vinos del tipo que sean. Eso sí, mejor hacerlo en compañía de alguien versado en el tema, igual que con cualquier otra afición :-)
Y no nos olvidemos de Montilla-Moriles ;-)
Menjar per pensar, pensar per menjar.
Re: Sí... pero no.
Ver mensaje de FrancescfEn efecto, no debemos verlos como el final a donde se llega, sino como vinos que se pueden (y se deben) consumir de forma cotidiana. No todo son los complejos y viejísimos VORS, hay maravillosos finos, manzanillas, amontillados u olorosos en el mercado, que por menos de 10 euros tienen una calidad inigualable con respecto a su precio.
Y en cuanto a llamarlos “Vinos de Jerez” pues eso, todos sabemos de qué se habla pero si se mira con lupa pueden quedar fuera zonas como Sanlúcar, El Puerto y Montilla-Moriles. A mí me gusta denominarlos de forma general tal y como me enseñó mi “profe” Paco del Castillo: vinos tradicionales de Andalucía occidental.
Saludos, Eugenio
https://twitter.com/EuSaenz
Re: Sí... pero no.
Ver mensaje de EuSaenzMi "profe", mi tío Paco López, no es tan políticamente correcto. Yo me limito a llamarlos "vinos generosos andaluces"... Cosas de ir a un colegio público :-D
Menjar per pensar, pensar per menjar.
Re: Sí... pero no.
Ver mensaje de FrancescfTodo tiene su “truco”, cuando hablamos de generosos hablamos de vinos exclusivamente fortificados y por tanto excluimos a los finos de Montilla-Moriles o a maravillas como Toneles. Sin embargo con la otra acepción englobamos todos, hasta los de Lebrija o los del Condado de Huelva.
Saludos, Eugenio
https://twitter.com/EuSaenz
Re: Sí... pero no.
Ver mensaje de FrancescfPuede ser, Francesc. Pero todo depende de la educación vinícola del que se quiere acercar. Yo he visto mucha gente a la que le gusta un oloroso goloso pero a quien le cuesta un mundo la crianza biológica (aunque reconozco que este aspecto se difumina cuando se hace uso de los vinos chicos). Mi experiencia es que hay que ver a la gente venir y adaptar la didáctica a cada individuo. La pena es que parece muy difícil que eduquemos a miles de personas criadera a criadera, que es como realmente se aprende.
En todo caso, veo una verdad muy grande en lo que dice el artículo. Los vinos tradicionales andaluces tienden a ser lo opuesto a lo que llamaríamos infantilización del gusto: tienen mucho que ver John Coltrane o Fernanda de Utrera, y muy poco que ver con David Bisbal (con todos los respetos a sus saludables rizos). Aunque pueden ser eventualmente festeros, teniendo potencialmente los vinos chicos esa vertiente del vino pa jartarse, siempre hay una componente muy individual. Aquella que hace que los vinos de Jerez -y Montilla- realmente expresen toda su dimensión cuando uno entiende que disfrute y reflexión muchas veces van de la mano. Y eso tiene mucho que ver con una disposición estética especialmente adulta, cosa que no tiene que ver necesariamente con las ojas del calendario, ni con la educación vinícola de cada cual. No todos abandonan las gominolas a la misma edad.