El vino y la cultura asiática
En los últimos años se habla mucho del mercado que hay en China para todo tipo de productos básicamente porque hay una población inmensa, y cómo no, pensamos que toda esa cantidad de asiáticos nos van a comprar nuestros productos, o en este caso, el vino. Sin embargo, te quedas helada cuando en los medios lees:
Un estudio británico calcula que no más de 30 millones de chinos, sobre una población de 1.380 millones, consume «habitualmente» vino. Y, agárrense, ¿saben qué es en este caso «habitualmente»? Al menos dos veces al año.
¿Cómo te quedas? ¡Dos veces al año! Casi me caigo al suelo. Y más cuando llevamos años y años viendo y escuchando que vendemos vino a este país y que cada vez se hacen más ferias y eventos allí. ¿No?
Quizá allí, el que tiene un poder adquisitivo alto sólo compra vinos para mirar la botella desde el sofá de su casa. Si lo pensamos bien su cultura milenaria no llevaba de la mano un rico plato mediterráneo con una buen porrón de vino al lado. Seguramente llevaría otra cosa, ¿sake? Lo más probable.
Yo no he ido nunca a China y pese a que sabía que consumir vino no era algo que hacían todos los chinos, me imaginaba unas cifras más altas, la verdad. Sobre todo por los viajes que realizan las bodegas y los desembolos a los que estamos acostumbrados a oír cuando se refieren a ese enorme país.
¿Alguien ha tenido la oportunidad de ir y ver con sus propios ojos si las comidas allí se acompañan con vino? Y si no es vino ¿con qué las acompañan?