Voltaire, estuvimos hará como un año, aprovechando esa maravilla del AVE ida y vuelta en el día, y comimos prácticamente lo mismo que tú, con las mismas magníficas vistas, el puro, el helado y la copa "casi" con los pies en el agua, y coincido en tu valoración. De los mejores arroces de mi vida (sin desmerecer el resto y el ali-oli "para ponerle un piso"). Una advertencia a forasteros como nosotros: no está fácil dar con el sitio, pero una vez encontrado ya sabes que vas a salir más feliz que una perdiz.