Fue de nuevo un privilegio participar como eterno aprendiz en una cata tan exclusiva, conducida por la mano experta de Nacho, Adolfo y Javier, padres de esas "criaturicas"...
Sorprendió la estructura del Rosae, a pesar de su tenue presencia... (engaña, pero para bien)
Los Arzuaga, todos, llevan "el sello" de la firma, desde el más humilde Florentino, un vino de corte más del Sur, hasta ese "capricho" de Amaya Arzuaga Colección, menos concentrado pero elegantísimo, como dicen que debe ser la buena "moda".
Una gozada que guardaré en mi memoría (allí en su tierra, especialísima y la "2ª oportunidad" de aquí)