Conyo José que los cocineros no son tontos, jajaja
Recuerdo una cena en Madrid con un grupo de amigos, de primero todo pidieron platos sofisticados, menos yo que pedí unos huevos estrellaos con jamón, y claro se cachondearon de mi. Bueno, pues cuando trajeron “mi” plato, se volvieron todos locos queriendo probarlo, hasta el punto que se lo tuve que pasar y pedir otro para mi.