Y no los aparentas, con ese color oro claro y brillante. De espuma blanca consistente, pero que tampoco llega al nivel de la blonde. Aroma fresco y puro, flor blanca y manzana reineta. Asoman tanto en nariz como en boca, notas de melocotón almibarado. Delicioso trago que recuerda en parte al champagne por un carbónico que tiene su protagonismo. Cerveza vínica podríamos decir. Sus grados no tienen más remedio que acabar asomando, pero no ves ni pizca de ellos durante toda la degustación.
Sencillamente, maravillosa.
Que si, Ada, que normal que nos guste.

Cerveza belga de abadía tipo tripel, de alta fermentación, la segunda en botella, con 9% de alcohol.

A la vista presenta un color ámbar claro, de apariencia turbia, con buena cantidad de espuma blanca, porosa, jabonosa y de persistencia media, sin llegar a desaparecer pudiendo disfrutar en el trago de su cremosidad.

En nariz domina mucho el alcohol de fondo, con cierto aroma a establo y notas frutales: plátano, melocotón y melón.

A su paso por boca, presenta cuerpo medio y carbónico muy presente. Se expresa conforme va pasando el tiempo pues el ataque es ligero y algo dulzón para ir apareciendo los amargos potentes y un final licoroso seco prolongado.

Botella chata de tercio en vidrio marrón con etiqueta típica de abadía: esa vidriera que aparece con tanta frecuencia y ese clásico monje!!

Creo que no se encuentra fácilmente. Adquirida en un almacén distribuidor de cervezas por 2,10 € aproximadamente.

Estas cervezas sí que me gustan. No puedo remediarlo! Me van las belgas de abadía!
Me gusta por su potente combinación de sabores que explosionan en la boca.

Muchas gracias por la recomendación, Oti! Aún tengo que probar la Donker y la Blond.