Desde 1832, ocho generaciones miman sus aceitunos en el pueblecito de Neochorí-Ithomi, situado en la región de Kalamata, en pleno Peloponeso. En 2010, Pierre Julien y Grégory Chantzios, recorriendo París en escúter, acaban por seducir a los restauradores : en un dos por tres, encuentran " Kalios " en las mesas de los chefs y, ahora, en las exquiteses en línea. La marca comercializa también otros tres aceites de oliva, bautizados como " Cuvée 01 ", " Cuvée 02 " y " Cuvée 03. " Para aclarar las cosas, todo depende de la fecha de la cosecha : noviembre, diciembre y enero.

    De color oro viejo muy brillante, con irisaciones levemente verdosas, huele a almendras amargas machacadas, a corazón de alcachofa cocida y a pimenta blanca, con un toque de aceitunas verdes en salmuera, pero, afortunadamente, su olor no predomina y no altera los otros matices. 

  En boca, percibimos las mismas notas pero entisificadas y - como en música - hay una especie de detaché netamente ostensible. Se nota un nivel de acidez extrañamente bajo y un ligero amargor que alarga mucho los sabores : perdura en el paladar mucho tiempo - alrededor de una media hora - lo que es su punto fuerte. Sabroso, distinguindo, concentrado, se trata de un producto genuino y de gran clase.

   Los aceites de oliva de gama alta cuestan un ojo de la cara pero un chorrito es suficiente para alinear vuestras ensaladas veraniegas. Por supuesto, se paga la notoriedad de la marca y la singularidad del frasco, una botella rechoncha de porcelana blanca pero, lamentablente, afeada por el famoso logotipo ecológico de la Unión Europea, de color verde demasiado llamativo, colocado en medio de la letra O de la palabra BIO : ¡ qué lástima ! ( PVP : 18,90 € )