Local ya descrito y que repunta con el boom del esmorzar pues estaba lleno en la terraza y en el interior. Llegamos en el momento justo: mesa de terraza que se vacía, y allí nos sentamos los tres para disfrutar de este veranillo de San Miguel.
Carta de almuerzos impresa plastificada que incluye dos tamaños (6-7€) y los especiales (9€) llamados Premium en tamaño siempre grande que viene a ser un poco más de media barra de cuarto. Entre los primeros el clasicismo de los almuerzos (tortillas, lomo, sobrasada...); entre los segundos las carnes principalmente. Hay muchos suplementos por añadir ingredientes (huevo, habas..) o licores al café (carajillo, cremaet...).
¿El pan? Pues correcto sin pasarse: cocción correcta (crujiente medio), miga ajustada y en algunos casos servido a modo de doble tostada (abierto en canal) lo que dificulta el comer sin que se vacíe por abajo.
¿El "gasto"? Pues como se hace cada vez más común: ración pequeña y única por mesa (aunque haya cuatro o un comensal) de unos cacahuetes con corteza básicos y unas aceitunas también básicas y algún encurtido. Para beber coincidimos todos en tinto de verano que fueron bien preparados.
La comanda:
. puntilla frita con y sin ajoaceite x 2 más un extra de ajos tiernos: buen relleno y necesaria la salsa para que el pan no quede seco. Bien la fritura.
. tres colores: longaniza, morcilla y chorizo con habas y que suplementé con huevo frito y ajoaceite. De muy buena calidad el embutido que me comentaron que era de Navarrés, perfectamente pasado por el fuego y con unas buenas habas muy calientes. Muy recomendable.
No pueden faltar para un final feliz los correspondientes cremaets que estuvieron correctos; no hubo tiempo de repetir. No pagué yo.
Viendo que en Verema hay un Villaplana en Navarrés, me hace suponer que tienen algo que ver los dos locales. A la próxima preguntaré.