Hay que probarlo todo para conocer y poder opinar y aún a sabiendas de lo que vamos a encontrar pues allí que nos hemos dirigido.
Al igual que su hermano, La Mary, un local moderno, bien vestido, mesas de tamaño mediano aunque las de dos son un tanto pequeñas.
Todo el servicio correcto, sin más, copas, mantelería, cubertería, vajilla..... el personal joven y correcto.
Carta sin grandes pretensiones, entrantes, ensaladas, pescados y carnes con nombres más o menos sugerentes.
Una correcta carta de vinos con referencias de todo un poco pero sin vinos destacables.
Hemos pedido para compartir una Ración de tostas de jamón con aceitunas correcto el jamón, ración decente, las olivas curiosas, tratadas, estaban ricas, la verdad, diferentes.
Yo he pedido un Entrecot de ternera con patatas fritas y pimientos rojos la carne medianamente tierna pero con mucho desperdicio, no tenía sabor marcado. Las patatas naturales, cosas rara y no estaban nada mal y los pimientos correctos. Ración maja pero sin nada destacable.
Mi chica ha pedido unos Pimientos rellenos de verduras y langostinos comestibles, sin más. Sin sabor marcado a nada. El rebozado muy normalito. La salsa igual. ¿Malo? pues no. ¿Bueno? pues tampoco.
De postre hemos compartido un Bizcocho con fluido de avellana tampoco ha sido para echar cohetes, se dejaba comer pero sin enamorar precisamente. Un pelín reducida de tamaño la ración pero al ser un poco empalagoso parece que llena más.
Te preguntan si quieres pan, un detalle poco común, hemos pedido un par de txapatas que estaban ricas.
Para beber nos hemos decantado por un Cava Raventós Roig brut nature a mi me ha gustado, buena burbuja, muy fácil de beber, ha salido muy frío y se ha mantenido así gracias a la cubitera. Lo mejor de la cena y a muy buen precio, o eso creo yo.
Pues en resumidas cuentas, si se quiere cenar por no demasiado dinero, si uno no busca emociones, y si uno sabe a lo que va, un sitio más donde alimentarse.
Lleno, eso sí, que en los tiempos que corren no es poco.