La carta tiene una amplia lista de platos típicos araneses, muy rica también la olla. Lo mejor el lugar, de estilo rústico con una chimenea grande, buena vajilla y servicio en general, buenas copas y muy buen vino que nos ofrecieron. Abierto desde hace 30 años como restaurante, reformó sus instalaciones para convertirse también en un pequeño y encantador hotel, me gustó mucho el ambiente del hotel (tres estrellas) y de la sala del restaurante. Como todos los restaurantes del Val d’Aran, imprescindible hacer reserva. Precio medio aprox.: 21,00.- euros. Aunque no es el lugar, he de decir que en general los araneses son especialmente amables, el trato en cualquier sitio, restaurante, taberna, pub... es realmente amable, simpático, amigable y muy familiar.
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