Gastromoda

Cuando alguien cercano te recomienda un local diciendo aquello de “a ti que te gusta eso de la gastronomía, tienes que ir a…” uno no sabe si le están echando un piropo o si sentirse como una especie de “bicho raro”. Pero los consejos siempre son bienvenidos y se trata de encontrar la ocasión para visitar ese restaurante y, sólo entonces, poder comprobar si esa persona estaba en lo cierto o no.

En el caso que hoy nos ocupa, ciertamente el lugar y su propuesta gastronómica merecieron la pena, como también acertó quien me lo aconsejó cuando dijo aquello de “no es barato, ¿eh?”, pues no lo fue. ¿Caro? Tampoco, pero un pelín subidito con los tiempos difíciles que estamos pasando.

Local situado en el mismísimo centro histórico de Xàbia, a escasos metros de la plaza de la Iglesia. Se está intentando revitalizar la oferta hostelera de esta zona y varios son los locales recién abiertos por allí con una imagen muy cuidadita, un ambiente acogedor y carta de comida de varios gustos y precios. A pesar de ello, encontré la zona triste y desangelada y lo digo porqué debe tenerse en cuenta que ya estamos en el mes de mayo, en una ciudad evidentemente turística, que se trataba de un jueves noche, en los que la gente suele animarse un pelín a salir, y que la temperatura era sorprendentemente agradable. Desilusión.

El restaurante se ha habilitado en la planta baja de una antigua casa de pueblo y conserva elementos rústicos de ésta combinados con otros evidentemente contemporáneos. Banco corredero alrededor de la sala y sillas frente a este que configuran las diferentes mesas o espacios para la clientela. Ambiente acogedor en general al que favorece la vela que se enciende en la mesa una vez tomas asiento. Vajilla funcional y actual en tonalidades negra o blanca.

La carta no es muy larga y recoge unas tres ensaladas, platos de corte (jamón, embutidos y quesos), conservas de calidad en lata (se presupone), unas 5 propuestas de entrantes con predominio del producto marino y unas tantas de carne que también pueden tomarse como tapas, compartidas entre varios comensales. Hemos pedido:

- La ensaladilla rusa oriental con tataki de atún mediterráneo, tirabeques al dente, huevas de trucha y brotes de soja (9 euros): La base es una ensaladilla al uso con predominio de la patata pero con un toque exótico a base de la mayonesa de curri que hace de ligazón. Se decora con unos medalloncitos del tataki (4 o 6, no recuerdo), las huevas, los brotes y unos pocos tirabeques. El sabor del curri lo impregna todo (yo feliz, otros no sé). El tataki un pelín pasado.

- Tartar de salmón marinado con huevo a baja temperatura (10 euros): Ración correcta de cantidad, salmón muy fresco y con buen corte y ligazón con la yema a baja temperatura, que no huevo. Eché en falta un pelín de picante. Un poco de washabi, tal vez.

- Steack Tartar cremoso de vaca gallega con helado de mostaza antigua (13 euros): Buena proporción y presencia ahora sí de ese puntillo picante que a mí me encanta. Destacable nuevamente el corte.

- Chipirones rellenos en su tinta con arroz pilaf oriental (8 euros): Se saca en dos platos separados. Por un lado los calamares que descansan en una especie de crema-sopa con la misma tinta del chipi , por el otro, el arroz que sirve para tomar los restos de esa crema que quedan en el plato. Resultado visual interesante con el negro sobre la porcelana blanca, sabor intenso pero elegante en el cefalópodo y su relleno y punto excelente del arroz.

- Crema catalana, infusión de fresas y su chantilly (7 euros): Nos quedó cierto rastro picante tras la ingesta del steack y decidimos neutralizarlo con un postre. Acierto. Efecto muy refrescante en un postre muy bien presentado.

Tomamos unas cañas antes de comer y una botella de Gotín del Risc - DO Bierzo (21 euros) y unos cafés. Curiosa carta de vinos con una veintena de referencias pero prácticamente cada una de ellas de una DO española diferente con lo que quedan reflejadas en ella todas las zonas vitivinícolas del país. Un buen detalle.

Servicio atento y eficaz, aunque sólo estábamos nosotros y otra mesa, con lo que no se pueden lanzar juicios demasiado fiables. Volveremos para verles a pleno rendimiento porqué, haciéndolo así, seguro que cuentan con éxito este verano con el desembarco del turismo a lo grande.