"Preciosa" noche de fines del otoño, temperatura sin alcochol, cero-cero. Nos acercamos hasta nuestra vecina localidad que tan poco visitamos a conocer la cocina de este restaurante.
El edificio, otrora un "centro educativo" de menores, lo que se denominaba reformatorio, que por cierto no consiguió jamás reformar a nadie, tal vez afortunadamente, es hoy un lugar donde se ubica el citado restaurante, además varios espacios destinados a diversos fines culturales y de desarrollo local.
El restaurante en sí es precioso; en otros tiempos visitado por famosos de todo tipo, las innumerables fotografías expuestas en sus paredes así lo demuestran.
Decorado con utensilios antiguos de labranza, preciosas mesas de muy buen tamaño, estupenda mantelería, más que correcta vajilla y así mismo una correctísima cristalería.
Dispone de una correcta carta de vinos, de menús de temporada a diferentes precios y de una carta con mucha variedad.
Nos han sacado un Aperitivo que era una Crema de verduras de sabor rico.
Hemos pedido para compartir unas Torrijas de foie con salteado de hongos y corteza de jabugo un plato completo, con una base de pan, unos hongos, el foie y una tapa de jamón turrado. Un plato que estaba muy rico, correctísima conjunción de sabores y estupenda ración.
De segundos ella se ha decantado por Bakalao a la plancha con legumbres y crema de espárragos, en mi modesta opinión, un plato a la plancha no debería ir acompañado de semejante crema. Para nada intento insinuar que no estuviese rica pero el bakalao estaba exquisito y creo que la crema sobraba.
Muy buen tamaño, sin una espina, y riquisimo de sabor.
Yo he pedido unos Medallones de buey con pan de verduras y aire de idiazabal muy buen sabor la carne, muy buen punto. El aire de idiazabal en forma de espuma no ha dado ningún punto especial al plato, brillaba por su ausencia. El plato frío, una pena pues la carne fría suele decir bastante poco. Pero reconozco que de sabor estaba muy bien.
Para los postres nos hemos dejado aconsejar por Mertxe, una simpática camarera y la verdad es que no nos arrepentimos.
Yo he pedido un Bizkotxo fluido de avellanas, muy sabroso, con frutos secos, goloso pero sin empalagar, templado.
Ella se ha decantado por una Torrija de coco y piña caramelizada con sopa de ron un plato muy fresco, yo he probado la sopa que estaba de rechupete.
Tres pequeños panes de chapata ricos pero cuatro euros me parece un precio exagerado y supone un handicap poco ventajoso a la hora de valorar la RCP.
Para beber hemos elegido un Pazo de Señorans, rico albariño, fresco, fruta madura, correctísima acidez y postgusto largo, a temperatura ideal. Servicio de dar a probar y nada más.
Un cortao de los de verdad, café solo con un poquito de leche, rico.
Lo más sorprendente de la noche ha sido a la hora de elegir los vinos dulces. Allí que nos aparece con una botella que no había visto yo en mi vida, un Floc de Gascogne, en nariz era puro coñac pero luego en boca tenia un dulzor agradable, mi chica ha disfrutado màs que yo, el postgusto me llevaba de nuevo al coñac.
Yo he preferido un moscatel más "normalito".
Pues una cena agradable, un sábado noche con dos mesas ocupadas. No sé donde va a parar esto pero mala pinta lleva, muy mala.
Hay que dejar un poco abierto el grifo para que no se congelen las cañerías.