Buen ambiente y cocina sin emoción

El mesón está en la judería de Toledo, a escasos 3 minutos del museo del Greco o de la Iglesia donde se exhibe su obra cumbre "El entierro del conde Orgaz". También está muy cercano asomarse al Tajo.
El restaurante es pequeño pero las mesas disponen de espacio suficiente para comer de forma muy agradable. El servicio es atento y profesional y los platos se sirven a su debido tiempo. Los tiempos de espera no se alargan innecesariamente. La carta de vinos ofrece una buena selección de vinos, dando protagonismo especial a los vinos elaborados en Castilla La Mancha, con una buena selección de marcas de contrastada calidad a precios bastante razonables.
Aunque las recetas no son complicadas no están resueltas con brillantez(pero si bien ejecutadas) como si faltase la chispa del sabor, y las cantidades me parecieron un tanto escasas. La brandada de bacalao (sugerencia) estaba algo salada y la patata era un poco harinosa. Ofrecen estofado de setas y hongos, aunque no me parecieron de temporada, y el resultado de la receta no es especialmente destacable. De segundo tomamos cochinillo (sugerencia) y carrillera de ibérico. El cochinillo estaba bien pero había un trazo de salsa de menta que estropeaba todo lo que tocaba y las carrilleras (sugerencia) se las llevaron para darles un golpe de calor, pero el plato y las salsas eran algo anodinos. Para postre leche frita, poco emocionante, y una torrija con leche de coco (sugerencia) un tanto decepcionante. Para beber tomamos un Pinuaga 200 cepas 2008 muy bueno. La nota de cata está colgada en esta web.

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