Buscando alternativas a los restaurantes de hotel y palacios lujosos, me encontré con este local muy cerca del Ermitage.

Situado en un semi-sótano y junto al canal Moika, se encuentra este diminuto restaurante con solo 9-10 mesas con dos largos sillones tapizados con telas clásicas a lo largo de las paredes. Delante, un pequeño escenario donde parece ser que hay shows durante los fines de semana con jazz, cabarets, etc. Ayer, mientras cenaba, se proyectaban películas de Charles Chaplin. Luz muy tenue procedente de una pequeña lámpara en el techo y unos apliques en las paredes rodeados de telas de color rojo. Ambiente acogedor e íntimo.

Servicio apenas sin inglés, por lo que se dificultó la comanda. La carta, afortunadamente, también en inglés. En cualquier caso, atentos pero muy lentos, no solo las dos chicas sino la cocina (una hora de espera entre el entrante y el plato principal).

Carta con cocina tradicional rusa e italiana.

Cestita de panes variados recién cocidos. Se acompaña de mantequilla.

Como detalle de la casa, un pancake con crema de queso y salmón ahumado.

Cena para uno solo:

- Filete de arenque marinado: Un delicioso lomo, limpio y de textura delicada. Se acompañó de ensalada verde, cebolla y patatas cocidas.

- Filete de venado asado: Por lo que leí en la carta, se cocina en el horno lentamente envuelto en papel de aluminio. Se presentó con unas patatas asadas con arándanos y salsa de bayas de enebro (¿?)

- Tiramisú: Discreto este postre.

No presté atención a la carta de vinos, por lo que no puntúo. Los dos vodkas que pedí se sirvieron a temperatura ambiente.

Precio total: 40€ (inc. tasas, servicio, dos vodkas a 4.75€ cada uno y botellita de agua de 33cl a 2€).

Nota: El precio por persona indicado es lo que estimo que costaría comer en este local con IVA y sin bebidas.