Agradable sorpresa enológica

Inicialmente nos echa un poco para atrás que la Vinoteca Rojo Picota se encuentre en pleno agosto en el punto turístico neurálgico de la masificada Peñíscola. Como el local tiene buena pinta desde fuera y sólo queremos picar algo antes de un concierto, decidimos probar suerte.
La decoración es moderna, en tonos rojos, granates, grises y marrones con buen gusto en el diseño. Luz no demasiado intensa, sobre todo en el fondo del local (todo un acierto), y mesas altas con taburetes nada incómodas. Para empezar no está mal. Nos sentimos a gusto.
El servicio atento y muy agradable con gente joven con buenas formas y paciencia. Nos siguen haciendo sentir cómodos.
En la carta, haciendo honor al nombre y a la filosofía de Vinoteca, lo primero que vemos es una buena variedad y selección de vinos (tintos, blancos, rosados y generosos) y espumosos (cavas y champagnes) que pueden ser pedidos tanto por copas como por botellas. Los que adoramos el vino valoramos enormemente poder elegir tantos vinos por copas en una carta. Además en Rojo Picota te ofrecen la posibilidad de comprar los vinos para llevar a casa a precio de cualquier tienda del sector. Otro gran acierto.
Para acompañar al vino dos posibilidades, tapas de la carta (bastante variada) o pinchos de autoservicio en la barra (fríos o calientes).
Empezamos por dos pinchos (bastante generosos), uno de bocadillito de chorizo parrillero con ensalada y otro de pan de pita con jamón dulce y queso con salsa pesto. Muy buenos para abrir boca y esperar las tapas por las que nos decidimos: calamarcitos rellenos de cebolla, pasas y piñones (buenísimos), provolone atemperado con confitura artesana de tomate (bueno para tratarse simplemente de eso) y croquetas artesanas de setas variadas (buenas pero quizás la más floja de las tres tapas; faltas de sal y con demasiado sabor a champiñones). Para beber, además de un par de cervezas, probamos una copa de Perlat 2009 (Syrah del Montsant) y otra de Aldeya 2011 (Garnacha de Cariñena), a temperatura perfecta y en buen estado de conservación teniendo en cuenta que se trata de vinos por copas.
Salimos satisfechos y con ganas de volver (quizás con intención de probar alguno de los Gin Tonic "de diseño" que aparecen también en la carta).
En definitiva, toda una agradable sorpresa en el maremagnum veraniego de Peñíscola. Ojalá se mantenga así y el éxito no empeore la filosofía de Rojo Picota y mucho menos su calidad y precio.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar