Rica txuleta.

En esa "resistencia" a que las vacaciones se terminen, nos hemos acercado hasta Ajo a dar una vuelta y cenar en un restaurante que conocimos hace 2 años pero la mala suerte ha hecho que los martes cierren por descanso.
Así que de vuelta, hemos parado en La Espiga de Bareyo, un lugar donde suele haber mucho coche aparcado y en el que recordaba hace años haber cenado unas tablas variadas de las que no tenía mal recuerdo.
Miércoles, llueve, últimos de mes, poca afluencia de público.
Tentados por la txuleta que se están comiendo los de la mesa colindante y hecha la pregunta correspondiente de si está rica, pues nos animamos.
Como yo parece que no me acostumbro a no pedir algo más pues pedimos la ensalada de la casa. Grande de tamaño pero.... mucha lechuga, maiz, remolacha, cebolla. 1 espárrago cortado en trozos, medio huevo cocido, media lata de bonito corriente y unas aceitunas.
La lechuga cortada en trozos muy grandes.
Una cesta de pan de barra blanda.
Llega la txuleta, la carne cruda y una plancha con fuego de butano encendido para ir haciéndola a nuestro gusto, la sal para echarla nosotros también. Así que poco trabajo les da la preparación de la carne.
Una estupenda ración de patatas fritas, patatas sin congelar, se agradece. Demasiadas. Y unos pimientos verdes , eso sí, con "gabardina" que les quita todo el encanto.
La carne estaba muy rica de sabor, con no demasiado desperdicio.
Tamaño de poco menos del kilo, cortado en trozos para ir haciendo el trabajo.
Un cafecito y para beber hoy nos hemos decantado por una jarra de sangría. Un sangría sin sabor a vino, llevaba algún licor.
Las he tomado mucho mejores. Además sin sensación alguna de estar tomando alcohol.
Hay una amplia carta de carnes, pescados, raciones varias, tablas de mar, de tierra, mixtas, también ofertas mariscadas.
El local es bonito, las mesas no excesivamente juntas, manteles de papel, servilletas de papel, copas muy pequeñas.
Igual para grupos, con ganas de comer mucho por poco dinero.
Nota al margen: de allí a Noja, a tomar una copa a La Posada.
Local precioso, con varios ambientes de sofás diferentes, con una terraza cubierta y otra exterior.
Ambiente tranquilo y siempre lleno, difícil conseguir sentarse si uno va con prisas.
Las copas ricas, les echan 2 cerezas de buen tamaño y encima te regalan media docena de caramelos de esos que son un poco ácidos con sabor a fresa y blanditos. Y el precio: 5 euros. Guapo-guapo.