Un habitual (en solo un par de años)

Llevo varias visitas desde que abrieron todavía no hace ni un par de años y éste es el mejor indicador del alto grado de satisfacción. El local en sí ya es una preciosidad: moderno, acogedor, comodísimo y perfectamente aislado para evitar la reverberación en momentos de "sala llena" (cada fin de semana). El personal que atiende, padre e hijos, amables, simpáticos y profesionales (se notan los años de dedicación a la hostelería).

La carta es un compendio de tapas típicas eminentemente fundamentadas en el producto del mar (sepia, calamar, cañaillas, erizos en temporada, ostras, boquerones, pulpo...), otras "de la tierra" (cocas, embutidos, patatas..) y un par de "platos" de carnes y pescados. Algún pequeño guiño a la modernidad: cocas con foie y cebolla caramelizada, mini hamburguesas... Todo en general está rico, rico.

Esta vez tomamos cocas de foie, patatas con allioli, huevas de sepia y medallones de solomillo ibérico (sobre una cebolla crujiente muy original y rica).

Acompañamos con Pazo de Señorans. La carta de vino es extensa e interesante, cosa que, para mi, le da mas "caché" al sitio. Lo mejor de todo, los precios incrementando muy poco los precios de venta al público en comercios.

Todo lo escrito invita a repetir más veces y, EMHO, a aconsejar la visita al lugar.