Visita obligada en Florencia para un amante del vino

Se trata de un Wine Bar. De hecho, al realizar la reserva, recibes un amable email donde recalcan que se trata de un wine bar y no propiamente de un restaurante, para así no dar pie a mal entendidos, si bien tienen una buena cocina. Pudimos ver como esta misma amable explicación se le daba a todos lo clientes que acudían sin reserva previa. Reservamos el " Wine Tasting Dinner" y fue todo un acierto. Se trata de un bonito local, "con solera" emplazado en frente del Palacio Pitti. Teníamos una mesa en la terraza, perdón, tres mesas: una para la cata, otra para poner los vinos y otra para realizar las notas de cata. Nuestro sumiller fue Zeno, y he de decir que uno de los más profesionales, educados y atentos que he conocido. Tras una breve charla inicial sobre nuestros gustos, así como unos mapas ilustrativos sobres las distintas zonas de Italia de donde provenían los vinos seleccionados, empezó la cena-cata. Primero con tres Proseccos de Franciacorta (Lombardia), uno de chardonnay, pinot blanc, otro de pinot noir y chardonnay, y un rosé de pinot noir. A destacar el segundo, muy frutal y con baja acidez. Pasamos a los blancos: Capezzana 2009 Conte Contini Bonacossi Trebbiano (Toscana), un vino que pasa por barricas ya empleadas para whisky, muy peculiar, denso, persistente, con notas almibaradas de pera y melocotón. A este le siguió un Tenute Dettori Renosu Bianco de la Romangia (Cerdeña). Un vino que un blend de tres añadas, donde destaca la manzana roja y el eucalipto. Subimos al norte de Italia, Südtirol Trentino Riesling Itálico de Laimburg, y 2 vinos de Keber Friulano, un Tokay seco 2007 y un Chardonnay del 2001, que bien podría pasar por un Chablis. Muy buenos. Pero los que más nos gustaron fueron los tintos: Chianti Clasico Monteraponi Riserva 2009, Rosso y Brunello di Montalcino Cerbaiona, de Diego Molinari, Il Colle de 2004...increíbles. Continuamos con otro Brunello, el Palazzone de 2006 y un Ragnaie de 2007, botella 62 de 300, una explosión de terciarios, con flores secas, cacao, tabaco, coco... y cuando ya estaba el listón bien alto, aún se superó con los Barbarescos. Cascina Roccalini 2004 y Mascarello Status 2001 del Langhe, para mi, el mejor de la noche, con una enorme persistencia y unos taninos muy pulidos. A mas tiempo estaba en copa, mas notas aparecían. Estos vinos fueron acompañados, además de su adecuada presentación, notas de cata, mapas y comentarios, por excelentes platos de antipasti, pasta fresca rellena, tartar di manzo...para finalizar con un pastel de chocolate acompañado de un Passito Pricipe di Toscana. Fue una velada perfecta. Por supuesto, copas distintas y adecuadas para cada uno de los 15 vinos ( Rastal con el logo del local), servidos delante de nosotros a correcta temperatura. Fue una velada perfecta en un gran emplazamiento, con una RCP, que teniendo en cuenta la calidad del servicio, es inmejorable. Volveremos.

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