Bar bodega de los de siempre, con el fútbol en la tele, mesas de madera y las tapas expuestas en la barra. Fuimos con la idea de hacer una merienda-cena a base de bocadillos, pero el propietario (supongo) nos convenció para probar las tapas. Raciones abundantes, muy buenas. Ayer probamos la tortilla de alcachofas, los huevos rellenos y las albóndigas en salsa. Como cortesía nos pusieron unos morros buenísimos, nada aceitosos. Para beber dos cañas y dos colas.
En resumen, un bar de los de toda la vida con una buena, muy buena cocina, para hacer un "esmorzar de forquilla" o lo que se quiera. Volveremos seguro.
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