Restaurante ubicado en un viejo molino restaurado, el entorno es increible, un paseo previo por el Pinar de La Acebeda es ideal para hacer hambre ;-).
La cocina es tradicional, con especialidad en revueltos y buenas carnes, los postres caseros no desmerecen, tomamos una Rueda de postres (con 4 medias raciones) con una pera al cava espectacular. El servicio poco profesional, se veía falto de experiencia pero con ganas de agradar. Precio sin vino: 20-25 €. Valoración comida: 3.5 (E:1-5)
El servicio del vino fue bastante lamentable, una carta cortísima con referencias a ignorar, por supuesto el vino mal conservado y a temperatura incorrecta. Tomamos un Carlos Serres crianza 98 a 10.8 €. Solo les salva la cristalería, Schott-Zwiesel genérica. Márgen del vino sobre tienda: 70-120% (Carlos Serres crianza 98 = 10.8€ s/IVA). Valoración vino: 2
El entorno hace q merezca la pena el viaje, al reservar, pedir la "mesa de agua".
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