Vamos a empezar a provechar estas semanucas de vacaciones, y como uno es muy envisioso, y no hace mas que ver grandes orgias arrociles variadas en diferentes puntos de la región me monte la mia propia. Bien aconsejados nos deplazamos, previo encargo, al ya conocido local.
Un buen día, con temperatura agradable que permitia almorzar bajo la parra, en una buena mesa y bien atendidos.
Un poco de pulpo salteado, muy bueno, para abrir boca, con su punto de pimenton, trigueros y patatas.
Y entonces llego la paella, cremosa como la habiamos pedido, con una altura minima y bien ancha. Todo el bogavante aparecia en su superficie, flotando en un extasis de granos de arroz suelto, sabroso, al punto y que te pedia a gritos que le comieras. Los trozos de bogavante estaban jugosimos y se depegaban sin apenas esfuerzo de su cascara, las patitas ya venian peladas para facilitar la ingesta.
Salieron 5 hermosos platos y no dejamos ni las migas, realmente excepcional.
Ni postres nos cabian, sendos cafés invitacion de la casa.
Todo ello con un Chardonnnay de la Borgoña, bien fresco, largo y persistente.
Despues de todo esto no habia otra opcion que darnos una caminata de 8kms, como penitencia, bendita penitencia.
Prometo volver cuanto antes.
Estupendo arroz por lo que cuentas, casi puedo olerlo desde aquí... uhhmmm... Enhorabuena!
Muy bueno, de verdad, hacia tiempo que no disfrutaba de un buen arroz.
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