El miercoles pasado fui con un amigo a comer al Jaume de Provenza, en otra hora lejana conocido restaurante de la ciudad condal, VACIO, no habia absolutamente nadie, lo cual siempre da algo que pensar.

Tomammos unos entrantes, tan para olvidar que ahora mismo ni me acuerdo, lo cual posiblemnte sea hasta bueno, y de segundo Rodaballo, el cual nos había recomendado el metre, por ser de una calidad especial y servido en directamente. Era congelado, la textura era como pastico. Lo devolví y pedi un entrecot (su optro plato recomendado) poco hecho, el cual me lo sirvió pasado y con ajo y perejil.

El vino, caro, pedimos un prado enea, servido fuera de temperatura.

Como dato adicional, el rodaballo retirado, lo facturó.

Vergonzoso, al salir comprendimos el poque estaba vacio cuando entramos y como permanecia de la misma guisa al retirarnos.

No me giusta ser negativo, pero me sabria mal que a algun otro eneamorado del buen comer y beber le pudiera pasar algo parecido, y mas si eso le ocurre con un amigo. Nos estropeó la velada.

Ademas no es barato. los dos nos costó 210 €