Local que forma parte de un hotel rural entre viñas y algo retirado de la población, con amplios jardines y aparcamiento, con la idea de estar allí relajado (buen spa) y con todo incluido sin salir del local (bien para footing pero no para pasear por el exterior). También opción para encerrarse de reunión de trabajo, con sala y proyección. Tiene menú a medio día (19€) que parece interesante, aparte de carta propia.
Pudimos cenar en la zona de terraza muy agradable. Mesas bien presentadas, copas, vajillas, cubertería, todo bien.

Cena para grupo de trabajo (16), por tanto pactada, a la que elegimos el vino que empezamos por 2 de Muga crianza 2010 para que gustara un poco a todos. La intención de cambio al referenciado en carta Pujanza fue un fracaso porque era 2005 (sin avisar en carta ni verbalmente) que estaba ya agonizante. Cambiamos a San Roman y aquí si se avisó que era la misma añada 2005, con lo que nos fuimos a Mauro 2011. Este hecho hace resentir la puntuación del apartado vinícola, a pesar de fue bueno el servicio de los otros: dados a catar y autoservicio. Buena temperatura.
La carta de vinos, en general bastante clásica aunque variada.

Un buen pan caliente. Buen aceite aunque no recuerdo (ni apunté).
La cena, todo al centro:
. comenzamos por croquetas de jamón ibérico buenas, tamaño medio.
. berenjena en témpura: bien
. ensalada con queso de cabra: correcta sin nada original
. huevos rotos: buenos, hechos en buen punto
. chuleta de ternera: caliente, poco hecha, bien de sal. Más que bien.
Para postre fue un sorbete que no recuerdo su sabor.
Para la tertulia, acompañé de un Casta Diva traído ya en copa servida.

Por lo apreciado en fotos y carta, creo que el local merece una visita fuera de las apreturas de los menús pactados.