Restaurante Cañadio Madrid en Madrid
Restaurante Cañadio Madrid
País:
España
Provincia:
Localidad:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
20,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
45 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.4
Comida COMIDA
8.3
Precio medio entorno ENTORNO
6.8
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Tarta de queso casera
Rabo de vaca con mollejas y puré de patata trufada con una guarnición de patatsa fritas y pimientos de Padrón
Callos receta de mi hermana Elena (media ración)
Solomillo buena mujer con puré de patata y setas (media ración)
Niscalos y perrechicos
Pimientos asados
Tarta de queso
Albondigas de bonito y calamar
Pochas con bacalao al pilpil
Ensalada de tomate de Cantabria, bonito escabechado con fondo de salmorejo
Rabas de calamar
Bocartes
Tarta de queso
Hamburguesa de bonito
Opiniones de Cañadio Madrid
OPINIONES
24

Desgraciadamente, su proximidad con el Hospital de la Princesa me hizo conocerlo hace algunos meses. En aquellas ocasiones picaba algo en barra y siempre salía con ganas de poder comer con más calma y en condiciones.
En una semana lo he visitado 2 veces y se está convirtiendo en un favorito.
Comer sin reserva es muy complicado, incluso un martes al mediodia, aún y así hemos tenido bastante suerte.

Resumiendo un poco los platos probados en 2 dias:

-Ensalada de bacalao:Gran aliño y buen bacalao aunque desalado en exceso para mi gusto
-Rabas: Muy buenas pero un pelín saladas
-Croquetas de chorizo: Para mi, el mejor plato
-Albódigas de bonito y calamar: Muy ricas
-Hamburgesa de bonito: Muy bien (recuerda al tataki). Gran plato
-Manitas con cigala: Muy bien (repetimos el segundo dia)
-Steak Tartar: Muy bien. Magnífica carne.
-Merluza rebozada: Muy bien
-Tarta de queso: Espectacular. No es la típica, y en mi opinión es todo un acierto. (también repetimos el segundo dia)
-Torrija: Bien

Añadir que las raciones son muy generosas; pedimos consejo al maitre y nos orientó muy bien y nos propuso medias raciones de algunas cosas.

El aperitivo no lo cobran y consiste en un chupito de gazpacho con fresas y un buñuelo muy rico.

Para beber, cervezas bien tiradas y vinos por copas (un rosado y un tinto que no recuerdo) a la temperatura adecuada.

La RCP para como está la cosa en la capital me parece muy buena. Me extrañó que no tuvieran cava por copas.

Volveré varias veces

Teniamos ganas de ir a Cañadio despues de los comentarios leidos. Reservamos un par de dias antes y ese mismo dia por la mañana nos llamaron para reconfirmar la mesa. La persona que me atendio por telefono fue muy amable y me dijo que habia mesa en el comedor de arriba y en el de abajo y le dije que me recomendara cual era mejor. Me sugirió la de abajo porque alli se pueden pedir platos de raciones aparte de la carta.
Llegamos a las 14:00 pero la tercera persona que nos iba a acompañar se iba a retrasar un poco por lo que pedimos una copa de cava como aperitivo pero cual fue nuestra sorpresa cuando nos dijeron que no tienen ni cavas ni champagne por copas. Nos ofrecieron una botella pequeña de Raventos i Blanc y dado que el precio era 10 € nos parecio correcto. Sirvieron unos aperitivos que no recuerdo y que no cobraron. Solo el pan a 1,55 por persona. Por cierto muy buen pan.
Para la comida pedimos un vino que me resultó curioso, un pinot noir de Almeria llamado 1500 H. Pensé que podria ser como el Cortijo de los Aguilares pero cuando el sumiller me lo dio a probar constaté que era tipo borgoñes. Muy atlantico y nada sureño. Se lo hice saber y le dije que no me gustaba nada pero que no habia problema. Con ello iniciamos una charla sobre los vinos que mas me agradaban y los que no y amablemente me dijo que me iba a recomendar un vino y que se llevaba el pinot noir. Su eleccion fue un rioja moderno llamdo Spes de bodegas Loa que nos encantó y que no conociamos. Fue todo un detallazo lo que hizo.
En cuanto a la comida, al tomarnos la comanda nos dijo que era mucha cantidad y nos recomendo pedir medias raciones en algunos platos. Tambien este detalle me agradó porque no en todas partes lo hacen. Por cierto, en la carta no pone que haya medias raciones y seria interesante que lo pusieran. Nos decidimos por:
- Croquetas de chorizo: muy ricas. Quiza poco consistente el rebozado
- Rabas. Fue lo que mas me decepcionó. En nuestro caso no tuvimos suerte y la media racion que tomamos no estaba buena. Calamares muy finos y algo correosos ya que estaban fritos en demasia
- Albondigas de calamar : excelentes. Jugosas
- Manitas de cerdo con foie. Muy bueno
- Ternera de leche frita con ajos. Tambien este plato nos decepciono un poco. Si bien la carne era muy buena, se encontraba frita con gran cantidad de aceite. De hecho la sirven en una especie de cuenco por la cantidad de aceite que lleva a modo de salsa. No estaba malo pero no era lo esperado

Y no podiamos dejar de pedir la tarta de queso casera. Pedimos 2 raciones y comenté que nos dejaran una vela ya que celebrabamos un cumpleaños. Pues bien, la tarta salió de la cocina con su velita encendida. Un detallazo. La tarta decir que esta mas que espectacular. La mejor que he comido jamas.

Rematamos con cafes.
En resumen muy buen sabor de boca y lugar a recomendar y repetir.
El precio muy ajustado. 110 euros los 3.

Nos enteramos de que los miércoles preparan el típico cocido montañés y nos decidimos a probarlo.

Reservamos en el comedor superior que, aunque lleva un recargo de 3€ por cada plato de cocido, es más cómodo y algo menos bullicioso.

De aperitivos nos pusieron unos buñuelos de bacalao y unos chupitos de fresa.

Esta vez nos decantamos por:

Entrantes a compartir:

- Anchoas de Santoña: Buenos lomos en su justo punto de salazón.

- Rabas fritas que estaban soberbias.

De segundos, los tres pedimos...

- Cocido montañés: No sé, estaba bueno, pero esperábamos un plato más contundente de sabor, tal y como hemos probado otras veces en Cantabria. Las alubias blancas estaban tiernas y mantecosas. Quizás eran los clásicos tropezones (chorizo, morcilla de arroz, tocino, etc.) a los que les faltaba algo de potencia. Nos dieron opción a repetir. Precio ración: 13.20€.

De postre:

- Tres raciones de tarta de queso que como siempre no defrauda; un valor seguro.

La carta de vinos, en el comedor, ni mejora ni empeora. Sigue manteniendo vinos interesantes pero debería ser algo más ambiciosa. Esta vez pedimos Regajal Selección Especial 2011 (25.30€ inc. IVA), bien servido de temperatura y en copas adecuadas. No están atentos a rellenar.

Precio total: 144.32€ (inc. IVA, vino, pan y servicio a 2.20€, botella de agua de 1 litro a 3.85€, una caña y un refresco).

Nota: El precio indicado es lo que estimo que costaría comer con IVA, pan y servicio y sin bebidas.

Cualquier combinación entre estos tres términos es posible en Cañadío Madrid. En mi primera visita a este local acompañé a un gran forero y conocedor de Cañadío, tanto de su local original cántabro como de este, sito en una buena zona de Madrid.
En esta ocasión iba decidido a disfrutar y no a apuntar, por lo que ruego disculpéis las posibles omisiones o los olvidos. No olvidamos, sin embargo, lo principal, la gran cena que nos ofreció el equipo al completo, que tanto en sala como en cocina te regala con una afabilidad y una categoría profesional destacables.
Entre caña y vino, nos dejamos aconsejar y ya estaba medio decidido dejarnos llevar. He de decir que, cuando se conoce bien un local, como es el caso de Isaac, lo más acertado es decir aquello de “dadnos de cenar” , y así lo hicimos.
Para abrir boca: Pizarra con rabas, deliciosas, buñuelo de patata y bacalao, suave y cremoso, y croqueta de chorizo de Potes, reconfortante. Sabores medidos para dar paso a viandas más contundentes.
Al centro, almejas y mejillones, género de calidad, juntos y sobre una especie de marinera pero con un deje de pimentón y… ¿quizá de curry?. Muy rico todo.
Subiendo listón: Tartare de Atún con helado de pimiento, alga wakame y huevas, sabor y melosidad, muy conjuntado, de lo mejor que he probado de este clásico de nuestras mesas.
Manteniendo el nivelazo: Steak Tartare con helado de pimienta verde, de nuevo melosidad, sus aderezos dando personalidad y un sabor al límite de lo punzante, como a mí me gusta. Delicioso.
Consultado el Jefe de Sala, ¿por dónde vamos?, contesta: Bueno, os queda el pescado y la carne. Cogí aire y… a por ellos !!!
Un lenguado preparado junto a la mesa, su carne con el punto exacto, buen sabor. Buen género. Solo su compañía, unas patatas panaderas al pimentón, merecen la peregrinación.
Nos debían ver con apetito, porque el plato de carne que remató los principales fue un gran plato de Callos de gran calidad, tersos pero consistentes en boca, su salsa ligada con un sabor de altura, al límite de picante. Gran plato para coronar una gran cena.
Faltaba la guinda: la ya famosa tarta de queso de Cañadío, difícil de describir, uno de los postres más ricos que he probado nunca (y soy un goloso exigente). No sé qué opinaría Paco Torreblanca, que cenaba dos mesas más allá…
Esta fiesta nos la acompañó muy acertadamente el Jefe de Sala con un Verdejo de Monte Blanco, un Riesling, de cuyo nombre no puedo acordarme, y un Cuvée de Sierra Cantabria que con los callos estaba de llorar.
Con unos cafés y unos chupitos de orujo miel charlamos con el alma máter, Paco Quirós, cercano y amabilísimo, y con Jesús Alonso, que une su maestría en la cocina con una charla agradable y reveladora de su pasión por el oficio.
Un restaurante a seguir en Madrid, calidad cántabra que puede competir con otros de un nivel (supuestamente) superior. Es una gran satisfacción ver un local lleno hasta la bandera un miércoles por la noche.
Con respecto a la RCP y al propio precio, prefiero omitirlos ya que nos hicieron un precio cerrado que más que informar puede desorientar al Foro Veremero.
Enhorabuena a todo el equipo por esa cocina de altura y esa atención eficaz y cercana.
Gracias, Isaac, por ahondar mi pasión por la buena mesa.

Nueva visita a este local que parece seguir por el buen camino en Madrid. Esta era nuestra cuarta visita desde que abrieron sus puertas, pero hasta ahora no lo habíamos hecho con la intención de comer informalmente en la barra. Llegamos ya casi a las 3:00 (complicadísimo aparcar en la zona) y, con mucha suerte, nos encontramos con una mesita libre, alta y con tres taburetes junto a la puerta. Sin embargo, la oferta de pinchos estaba bajo mínimos. Menos mal que llegamos a los últimos pinchos todavía calentitos que salieron de la cocina momentos antes de llegar nosotros y son los que pedimos.

El servicio por parte de un camarero joven y muy atento. También tuvimos ocasión de charlar con Paco Quirós, esta vez de visita en su casa de Madrid por aquello de Madrid Fusión y la Feria de Turismo.

Tomamos:

- 3 pinchos de chipirón: Buen ejemplar de chipirón frito sobre una rebanada de pan, una cama de patatas asadas cortadas en rodajas y una salsa de tomate natural. Bien de verdad. Sin aceite excesivo.

- 3 pinchos de espárrago blanco: Un espárrago envuelto en una lonchita de jamón York y otra de queso tipo tranchete. Todo frito y con una reducción de caldo de carne con pasas y piñones. Original y sabroso. De nuevo con el aceite justo.

Y ya no tuvimos más remedio que pedir raciones a compartir:

- Ensalada de queso de cabra crujiente: Una ensalada bien surtida de vegetales y perfectamente aliñada con dos trozos de queso frito. No lo probé pero gustó mucho.

- Rabas fritas: El mejor plato de calamares fritos que hemos probado en este local y, por supuesto, desde que estuvimos en Cantabria hace casi dos años. Perfecta la textura del calamar y el punto de la fritura.

- Croquetas de chorizo de Potes: A mi chaval le encanta el sabor de estas croquetas. Para mi un poco blanda la cubierta (a duras penas se pueden coger con los dedos sin que se rompan), pero el relleno es cremoso y sabroso a más no poder. Sigo pensando que se echa en falta algún “tropezoncito” de chorizo en la masa.

- Hamburguesa de bonito: Pedimos una que solo probé yo. Lomo de bonito cortado a cuchillo mezclado con cebolleta y pepinillo muy picadito y aliñado con una mezcla de salsa de soja y de ajo. Pasado ligeramente por la plancha, por lo que se presenta prácticamente crudo. Se le acompaña con un gracioso panecillo tipo hamburguesa y una ensaladita de lechuga y tomate natural muy picadito. Además la probé con una salsa de mostaza verde muy rica. No probé el ketchup que también acompañaba a la hamburguesa (creo que anularía completamente el sabor del bonito). Me gustó muchísimo.

De postre:

- 2 raciones de tarta casera de queso: Sin duda, la mejor que hemos probado en toda la vida (no me arriesgo a equivocarme). Cremosa y con pleno sabor a queso cántabro “Las Garmillas”. Se acompaña de un caramelo dulce y fluido que apenas probé.

La oferta de vinos por copas es más bien pobre, por lo que pedimos la carta de vinos del restaurante, que aunque no es muy amplia, sigue estando bien cuidada. Pedimos una botella de Dominio de Tares Cepas Viejas 2008 servido bien de temperatura y copas correctas (18€ + IVA).

Precio total: 91.45€ (inc. IVA, una caña, vino y un refresco).

Nota: El precio por persona indicado es lo que estimo que costaría comer en este local de pinchos y raciones con IVA y sin bebidas.

Jueves nocturno, el verano está llegando a su fin, las temperaturas todavía son agradables, y quería que un buen amigo conociese Cañadío Madrid en todo su esplendor.

Tras los receptivos saludos; nos acomodan en la parte de arriba del local. Empezamos por el conjunto de aperitivos con el ya clásico gazpacho de fresa, la suavidad tanto del buñuelo del bacalao como de la croqueta de chorizo, y las reinas cántabras de este acto, las rabas.

Comenzamos con una ensalada que bien se podría denominar Cantabria, compuesta por tomate, queso de las Jarradillas, y anchoa junto con un ligero toque trufado. Color, suavidad, cremosidad aportada por el queso, toques dulces y salados.

Seguidamente llega a la mesa una autentica delicatesen, unos maganos de guadañeta con una fideua negra con un alioli gratinado. Los maganos son unos calamares, algo más grandes que los chipirones, no suelen superar los quince centímetros de largo. Se denominan de guadañeta por la técnica de pesca, ésta se produce en la bahía de Santander, siendo además un producto solamente disponible en la época estival. Estaban marcados en la plancha y se acompañaban de una juliana muy pochada de cebolla y pimiento verde. Se trata de un producto delicado, sublime, que por sí solo ya es muy sabroso, pero si además los secundarios hacen su papel, pues tenemos unos minutos de gran disfrute gastronómico.

A continuación nos sorprendieron con un steak tartar, ya que creemos que no está en la carta. Carne perfectamente aderezada y mezclada para conseguir tanto una textura agradable como cierto grado de melosidad, de forma que se mejore la ingesta. El helado es de mostaza verde y conjuga perfectamente con el resto del plato. Receta aportada por Alberto Chicote; que anteriormente gestionó las cocinas de NODO y Pan de Lujo, y desde hace unos meses prepara el estreno del programa Pesadilla en la Cocina. Esta composición seguro que ha llegado para quedarse, porque creo que estamos ante uno de los mejores steak tartares capitalinos.

Volvemos al mar Cantábrico con un bonito confitado sobre una base de salmorejo y una ligera vinagreta de tomate. A destacar el punto del bonito, ligeramente hecho por fuera y rosado por dentro. Resultaba sencillo ir separando en lascas el tronco del túnido. Un plato de noches de verano, de temporada estival.

Y de Cantabria a Madrid con unos callos a la madrileña. Posible guiño a la capital ya que es un plato que no forma parte de la carta de la sucursal cántabra de este restaurante. A estas alturas de la cena, enfrentarte con unos callos es un reto que se afronta con ilusión, con ganas de probar este guiso. Me han parecido suaves, ligeros, con un leve toque picante, bien desengrasados. Otro plato a añadir a la carta para la próxima estación otoñal.

Como postre la tarta de queso, como siempre no hay mejor forma de acabar una comida que con este postre.

Combinación de productos y platos cántabros representados en el bonito, los maganos, el tomate, con queso y anchoa, platos bien madrileños como los callos y una composición internacional como el steak tartare en la receta del madrileño Alberto Chicote.
Alto grado sápido de todo lo degustado. Cocina basada en el producto, en la estacionalidad, y en unos correctos y probados puntos de elaboración.

La conclusión es que en Cañadío se sigue comiendo muy rico.
Para leer completo el post y ver fotos visitar: http://www.complicidadgastronomica.es/2012/09/en-canadio-madrid-se-come-muy-rico/

Recibo una llamada de uno de mis cómplices gastronómicos que me comenta “Tenemos tomates de Cantabria; ven a probarlos”. El paso del tiempo y el no respeto a las temporadas de los productos provocan esta paradoja, la atracción del tomate. Todos pensamos que la degustación de un buen tomate debería ser algo ordinario, frecuente; pues ahora desgraciadamente ya no es así.

Como si de un trozo de metal fuera, me sentí atraído hasta el lugar de encuentro. Allí nuestro primer encontronazo se produjo con este tomate de Cantabria acompañado de queso de las Jarradillas. El tomate de la huerta de una señora de Boo de Piélagos (municipio de Cantabria cercano a Santander) acompañado de uno de los quesos más representativos de la región, el de las Jarradillas; quesería situada en Barcenilla (Tezanos de Villacarriedo).

Maridaje perfecto, buena temperatura la del tomate para poder sacar todo su sabor. Sencillez, producto, transparencia. Los placeres muchas veces resultan ser los más accesibles, fáciles.
Estamos en manos de nuestro cómplice y nos trae un pastel de queso y trufa con vinagreta de frutos secos. Desde un punto de vista estético, me viene a la memoria la recién probada Comtessa de los Hermanos Roca (con mayúsculas). Queso en lugar de espárragos, fresco en lugar de frio, la trufa y la suavidad en texturas y sabor se mantienen. Entrante recomendable, veraniego, facilidad a la hora de comer.

Seguimos apegados al norte, y a Cantabria. Lo hemos estado a través del queso; producto totalmente aferrado a nuestro gastronomía, y a nuestra gente, a sus vacas, sus pastos. Pero damos un salto hacia el pescado con un plato de merluza rebozada sobre una cama de pimientos rojos y dos piparrak fritas encima. Plato norteño, vasco, cántabro, asturiano, aunque éstos últimos tienen una mayor tendencia a rebozar el rape ó pixin.

Si hecho la memoria atrás y pienso en el plato de pescado que más se ha comido en mi casa, no hay duda, merluza rebozada. Veo a mi madre rebozando esa merluza comprada unas horas antes en los mercados santanderinos, ella siempre se reservaba la cabeza para darte cuenta de ella a base de rechupeteos.

La merluza que nos ocupa era jugosa, con un rebozado delicado, ligero y breve para mantener los sabores lo máximo posible.

Y aunque todavía en mi querida y añorada Santander no hayan comenzado los toros, nos atrevemos con un rabo de toro y sus mollejas. Rabo que ha sido guisado, deshuesado, prensado y pasteurizado. Se presenta en cilindros con la carne tremendamente compacta gracias a ese prensado; pero lo que provoca esta técnica es un sabor brutal, sabor concentrado a raudales.

Es lunes, no puedo comenzar la semana así. Tengo que parar un poquito, le dijo a mi cómplice “Paramos ya, pero no me innoves por favor con el postre” y como no podía ser de otra forma apareció la deseada, esperada, aunque estemos aumentando su frecuencia de cata. Esta tarta es como todas esas cosas de las que uno no se cansa, en este punto que vuestras imaginaciones sean libres para pensar que es aquello que a uno siempre agrada. Y apareció antes nosotros la tarta de queso.

Tres platos con queso de las Jarradillas, merluza rebozada, rabo de toro deshuesado. Santander en Madrid, corazones santanderinos en el foro y madrileños veraneantes en la capital cántabra llenan este local.

No tenemos AVE y no lo tendremos, pero hay formas más rápidas de viajar a través del gusto, del olor, de los sabores. Eso no nos lo quita nadie.

Cae la noche, la terraza de Conde de Peñalver está llena. Mi hijo no puede más, y mi mujer paciente me mira mal. Es el momento de irse para conducir la semana en paz. Me despido de mi cómplice. “ Adiós Paco, ya sabes que volveremos; ah por cierto hay que ir a Zuberoa”

Para más info y fotos: http://www.complicidadgastronomica.es/2012/07/trio-quesero-merluza-y-rabo/

Nueva visita a la sucursal madrileña del Cañadío santanderino…ubicado en la calle Conde de Peñaver, 86. Ubicación con difícil aparcamiento por la cercanía de hospitales; en la calle Maldonado hay un parking donde solemos aparcar. Por las noches, jueves, viernes y sábados hay aparcacoche para facilitar este tema.

Personalmente me pone algo tenso llegar tarde cuando he realizado una reserva,esta vez solo 15 minutos; unas cuantas veces hemos tenido problemas por viajar en el día desde Santander. De lo más gordo fue en 2009 cuando llegamos a Mugaritz casi 1 hora y cuerto tarde por un atasco en Bilbao y luego porque nos perdimos. Bueno, dejo este tema que me enrollo.

Buena recepción y mesa para 3 (íbamos con nuestro hijo) colocada al lado de la cocina, pero no por ello el enclave empeora; el enclave es lo que es; es decir desgraciadamente no es igual la plaza de Cañadío que la calle COnde de Peñalver (la tierra tira); pero el local es más que correcto con tonos rojos y negros que aumentan su calidez .
La cocina está a la vista; y se visualiza como se finalizan y emplatan las comandas.

Íbamos con la idea de probar platos diferentes a los de ocasiones anteriores, se lo hemos comentado a Paco y así lo hemos hecho que nos ha ido sacando (en lenguaje cántabro) diferentes cosucas.

Local lleno un sábado para comer; tanto las 2 plantas como el reservado que hay en el sótano.
Se ha comenzado con los siguientes entrantes:

- Berberechos, muy frescos y de buen tamaño, servidos con un salsa con limón, cebollino, aceite de arroz, chile rojo, soja…un toque oriental pero sutil, predominando esos tonos ácidos que encajan y mantienen el sabor del molusco.

- Perrechicos con huevo a baja temperatura (65ºC): Siempre me ha hecho gracia esto de la baja temperatura, que le pregunten al huevo con la pinta que tenía si 65ºC era baja ó alta temperatura. Bueno al tema, los ingredientes principales vienen acompañados de un purecito en la base de cara a dotar al plato de un poco más de volumen…dando la posibilidad de tomarlo con cuchara, algo de aroma de trufa…y un bocado muy rico, un bocado otoñal en primavera debido a esta locura climática que tenemos.

- Ensalada de bacalao acompañada de helado de pimiento rojo, anchoa, cebolla roja, diferentes clases de lechuga, y rucula…muy bonita presentación, con bastante color: rojo, morado, verde, estética…plato muy fresco, el bacalao separado fácilmente en sus láminas, de gran textura. Los helados son caseros, se hacen con la famosa Pacojet. La Pacojet nació en Suiza hace más de 20 años ; su fabricante fue Patent Company y de ahí la denominación de cómo comienzan esas dos palabras (PACO).

Luego hemos probado en medias raciones los siguientes platos:
Hamburguesa de bonito, servida también en una cama liquida con cierto espesor de toques orientales, el bonito estaba hecho ligeramente a la plancha solo por fuera, por dentro llega maderado, casi crudo…este plato nos ha encantado; la estrella de la jornada, y otro plato muy cántabro. El bonito casi servido como si fuera un steak tartar de atún…; pero con un pez de origen más norteño, muy recomendable. Este plato siempre ha sido uno de los grandes en Cañadío Santander.

Arroz con cachón en su tinta, emplatado por separado, no va mezclado el cachón con el arroz, y éste no es blanco, sino es una especie de arroz a banda, pero con más cremosidad servido en forma rectangular. Cachón en su punto perfecto con su salsa de su propia tinta con cebolla y pimiento pochado. Este plato me trae recuerdos maternales, recuerdos de mi madre comprando el cachón en los mercados de Santander y luego preparándolo en su tinta. Se jugaba entre los hermanos para ver quien llegaba a tener los dientes más negros.

Y acabamos con un jarrete de cordero acompañado de patata y cebolla muy pochada…; parte del cordero que casi no lleva grasa, y resulta muy suave, buena combinación y gran final.
En el tema del vino, estaba solo, así que decir simplemente que se ha acompañado la comida con 2 copas de Albariño. Para que se tenga una idea de precios el Albariño DO Ferreiro a 19€, Tomás Postigo Crianza 25 €. En este aspecto entre que mi mujer últimamente no bebe, y que cuando vamos con el niño, el tiempo de la comida es limitado, la bebida se convierte en un recurso escaso.

En los postres, otra vez nos hemos quedado sin tarta de queso, la próxima vez vamos a tener que reservarla a la hora de hacer la reserva…; pero lo hemos sustituido por una tarta de hojaldre de Santos (confitería de Torrelavega (Cantabria)) acompañado de helado casero de avellana. Cañadío recibe el hojaldre de Santos, y acaba la tarta con la crema pastelera, el picado de frutos secos.
Como nos hemos quedado sin la tarta, hemos probado un poco del helado de queso que hacen acompañado de frutos rojos, y sin llegar al nivel de la tarta, ha sido un gran cierre.

Cañadío Madrid después de 4-5 meses abierto está asentando la cocina; estando todos los platos a muy bien nivel, resultando de gran sabor, pero suaves para el estomago posteriormente.
Las personas al frente han estado todas en Canadio Santander, y Paco pasa bastante tiempo (mayoría) en la sucursal de Madrid.

En resumen una muy buena comida, de 2 horas de disfrute.

Al señuelo del Cañadío de Santander han montado este sitio en el barrio de Salamanca en Madrid; servicio lentiiiiiiiiíssssssiiiiimooooo y cuando se les dijo contestaron que eso era bueno: hombre, será bueno para el dueño que se ahorra en personal, pero no para nosotros que esperamos media hora entre plato y plato y para la cuenta; las ravas estaban demasiado fritas, el solomillo se les pidió poco hecho, por el gesto del maitre ya vimos que no iba a ser posible y efectivamente estaba pasado, se ve que los hacen todos igual y satisfacer al clente les importa un huevo; las anchoas te las sirven en la lata, son minúsculas y nada de particular, si te las tomas en muchos otros sitios en Madrid son el triple de grandes y diez veces mejores, o te las compras en Coruñesas auténticas de Santoña, y aquí encima te cobran 20 euros, o sea, a 4000 euros el kilo, eso sí, acompañadas de cinco trocitos minúsculos de pimientos; el té con orujo no lleva orujo, cuando se lo dices te contestan que sí lleva: hijos, llevo cuarenta años tomando orujo y sé cuándo tomo y cuándo no, qué os habéis creído ?; solo estaban bien los buñuelos de merluza con alioli y la carrillera de novilla, EL RESTO: CERO. Y, para concluir, la actitud de los camareros es: vaya, vaya, te hemos hecho el favor de darte una mesa, ya nos puedes estar agradecidos; les dejé 20 céntimos de propina, a ver si lo pillan. Volveré al Cañadío de Santander cuanto esté por allí, AQUÍ NO VUELVO NUNCA.

Con ganas de "revisitar" Cañadio MAdrid, este ha sido elegido para una reunión que se mantiene una vez cada dos meses alrededor de una buena mesa con los compañeros de un curso que he realizado (no haremos publicidad de la escuela de negocios).

Comedor de arriba completamente lleno, mesa de 6 con espacio limitado, y paciencia del servicio por la tardanza de comensales en los que me incluyo.

Sirven ya el famoso aperitivo de Cañadio: gazpacho de fresa, y buñuelo de bacalao....me quedo con el buñuelo...los fríos madrileños...de estos días no me encajan con el gazpacho...algo calentito..Vendria mejor.

Se eligen para entrantes los siguientes platos:

- Rabas: Ración generosa con apenas rebozado y rabas como conocemos los santanderinos, grandes, y de calamar. Está claro que no he probado todos los calamares de MAdrid, pero estas rabas están a muy buen nivel. También se puede disfrutar de ellas en la barra.
- ALbondigas de bonito: Me encantaron...hechas por fuera y muy poco por dentro...para que estén jugosas...A tener en cuenta para futuras visitas...Cierto sabor de tartar por la frescura del pescado y el punto del mismo.
- ENsalada de bacalao: Fresca, el bacalao con su pilpil y cebolla roja.
- Anchoas: Alta calidad, con una bonita presentación, y esta vez acompañadas de pimientos rojos caseros. Estos pimientos son un autentica gozada.

Desde mi punto de vista el mejor entrante las albóndigas de bonito...; hay un plato de la carta que es hamburguesa de bonito que desde este momento promete.

De segundos se pidió:

Rodaballo, lubina salvaje que venía acompañada de gamba roja, merluza rebozada con pimientos, y merluza a la sal en vinagreta de tomate.

Según el resto de comensales todos los segundos a gran altura...Me volví a decantar por la merluza a la sal..un buen pedazo de lomo totalmente desespinado en su punto de cocción y con un muy buen tomate que le aporta mucho frescor.

Postres (para compartir): Coulant de chocolate con aceite, y torrija con helado. Mejor el primero, me gusta ese punto del aceite con el chocolate; un poco de contraste entre el dulce y un poquito de acidez.
No se pudo disfrutar de la tarta de queso..porque no quedaba ya..En este aspecto, puede resultar oportuno preguntar a los comensales si van a querer tarta para reservarla ó tenerlo en cuenta si da tiempo a hacerla en la hora y media de comida....Nos quedamos con las ganas.

De beber (3 botellas de Lagar de Cervera) a 16 € c.u (aprox x2). Servicio del vino solamente enfocado a la apertura de las botellas. No existe recomendación de vinos a la hora de tomar la comanda.

Se acabó la comida con unos destilados correctamente ejecutados por una de las camareras que ha conformado la carta de Gin-tonics....buena sobremesa...

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