Stroganov

Comida rusa... está claro con ese nombre.
He acudido varias veces a este restaurante siempre con idéntico resultado: satisfacción total. Lo descubrimos gracias a un amigo indirecto cuya mujer es ucraniana y descubrió este restaurante donde comía las "cosas de casa". El restaurante ofrece comida rusa de verdad. De hecho los propietarios son rusos y la cocinera también.
Es complicadillo de encontrar y está bastante escondido. Desde luego no es un sitio al que entras porque pasas por allí... hay que ir adrede... no te topas con el lugar. Pero siempre que hemos ido allí hemos coincidido con gente que hablaba lenguas eslavas lo que siempre nos ha hecho pensar que aquello debe ser muy auténtico.
La sala está decorada con un zócalo de madera y, por las paredes, cuelgan iconos, balalaikas, bandejas esmaltadas, matrioskas en las repisas... todo muy típico. Ningún lujo en la vajilla y la cristalería. Servilletas de papel... en fin... pocos detalles en ese sentido. Pero la comida... ¡Ay la comida! Buena, buena, buena. Antes de hablar de la pitanza, decir que los dueños son muy amables, te comentan los platos, te dicen si los sabores de esto o aquello son más o menos raros para nuestro paladar...
Siempre que hemos estado allí hemos tomado algo al centro y luego un segundo cada uno. Esta vez tomamos una ensaladilla Olivier (la ensaladilla rusa, vamos) con una mahonesa suave, guisantes, fiambre, patata, tal vez alfgo de mostaza. Buena. Compartimos también grechka con carne que es trigo sarracenos con carne picada. Muy jugoso, especiado muy agradable. Shulien de boletus que son unas pequeñas cazuelitas de boletus en una bechamel muy suave, cubierta de pan rallado y gratinado. Para terminar con los entrantes atacamos unos mejillones Pushkin que son mejillones al vapor a los que luego ponen una salsa (a mi me parece mahonesa) de cebolla y ajo, un poquito de pan rallado y los gratinan.
Después, de segundos, probamos un monton de cosas ya que fuimos 8 personas. Tomamos un pato vishña, asado con salsa de cerezas. Tenía muy buena pinta pero creo que estaba algo seco. Otro pidió pollo Kiev que era como un rollo de pechuga de pollo con mantequilla verde y luego empanado y frito. No se cómo estaba pero, el que lo pidió, no dejó ni las migas. Otros tres pidieron pollo Stroganov, pues eso... en vez del solomillo Stroganov clásico, con pollo. Dos más pidieron Bitochki stroganov que son una especie de albóndigas grandes y un poco aplastadas con salsa stroganov por encima... muy jugosas. Yo pedí kotlieti que son los clásicos filetes rusos de carne de cerdo. Jugosos hasta el extremo, tiernos, con un sabor fantástico. Casi siempre los pido. Cuando voy a este sitio siempre pienso en probar otra cosa pero, al final, voy a caballo ganador y suelo pedir estos kotlieti deliciosos.
A los postres se pidieron blinchiki (crepes) con chocolate unos, com miel otro, y unos blinchiki mak (rellenos de semilla de amapola). No puedo opinar porque yo, a los postres, estaba saturado.
Rematamos con algún té ruso (servido con mermelada de frambuesa).
Para beber cervezas, vodka y una cosa curiosa que se llama Kvas, sin alcohol, hecho a partir de pan de centeno y cominos.

En fin... nos pusimos púas y por 25 euros por persona. Sabores diferentes a los habituales. Fantástico. Seguiré acudiendo.

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