Dentro de los miércoles gastronómicos, donde visitamos los lugares nuevos, al menos para nosotros, en Cantabria.
En esta ocasión le ha correspondido el turno a este restaurante argentino, en el cual uno de los comensales tenía dos experiencias, con un nivel notable más o menos.
El restaurante se ubica en los bajos de unas construcciones nuevas, en las afueras del municipio colindante con Santander de Bezana, al lado de la antigua carretera nacional Torrelavega-Santander y enfrente de unas naves industriales. Fácil aparcamiento en la puerta.
El local dispone dos plantas, en la inferior hay una barra amplia con mesas a ambos lados donde creo que se puede degustar el menú del día y tras una escaleras se accede al piso superior, muy amplio, con grandes cristaleras, en el que en esta ocasión fueron solamente fueron ocupadas dos meses, ambas con dos comensales.
Situados frente a una gran cristalera con amplias vistas, pero evidentemente a la carretera y a la zona industrial. Tras dos cervezas en la barra inferior a los que acompañaron unas aceitunas en ración generosa como detalle de la casa y tras aconsejarnos la camarera tomamos:
Vitel Thone a compartir, (en la carta estaba escrito con th) que para los no entendidos en la cocina argentina, les comento que más o menos se trata de una base de carne vacuna, acompañado de una salsa cuyos ingredientes son yemas de huevo duro, lomos de atun, crema de leche y en este caso con alcaparras: ligeramente salado, se dejó comer sencillamente y no nos dijo nada en absoluto en ninguno de los sentidos.
De platos:
Bife de chorizo (más pequeño que el entrecot, es una carne de trama densa, sin vetas de grasa y se corta mucho más grueso, de hasta 6 cm. de espesor. La forma es triangular y alargada) en ración generosa, presentado en plato junto a una patata grande en tamaño, cocida, envuelta en un papel de aluminio. La carne estaba bien y con bastante buen sabor.
Bife al ajo (este creo que todos, o casi todos sabemos que tipo de corte se trata) presentado igualmente el anterior plato con el mismo acompañante y con mas o menos el mismo nivel.
De postres:
Panqueque dulce de leche y panqueque de manzana quemada con ron: raciones muy generosas, pero que en absoluto nos dijeron nada ni nos entusiasmaron. Las raciones son generosas en los postres, pero también el precio de los mismos, que fue de 8 y 9 euros respectivamente, lo cual para un postre y en un restaurante de este nivel de parece alto. Pensando en la materia prima y en la preparación.
Dos cafés completaron la comida.
La carta de vinos, muy escueta con 8-10 nacionales y 6-8-10 vinos argentinos. Tomamos ante las pocas posibilidades de un vino que nos motivase Viento Sur syrah 2008. Copas discretas y servicio del vino asimismo discreto.
Servicio se sala en su sitio y trasminado algo de prisa. La carne de bien a notable y el resto de platos sin llegar a lo deseado.
El precio total con IVA incluido y elimina mencionado ascendió a la 84 €, lo cual me parece ligeramente alto.
El próximo miércoles que toque jornada, buscaremos por otro lugar.