Despues de varias visitas para comprar vino y al descubrir que también tenían restaurante para comer y sobretodo para beber el vino que quieras de la tienda nos decidimos a ir…. AL reservar la mesa con antelación pedí que una hora antes nos decantarán el vino y escondieran la botella puesto que era una sopresa… Así fue, y al llegar ya teníamos el vino y por supuesto el vino en decantado y en su perfecto estado de temperatura y oxigenación. La cena genial pero con falta de platos en la carta y destacar la poca variedad de entrantes y pescados. Los segundos platos y postres de muy buena calidad. Hasta aquí todo bien. Pasemos a los detalles de un restaurante pretensioso y que mas de uno se quedará asombrado.. Destacar que el vino no nos lo servierón en ningún momento ( vall-llach 2004 impecable), de postres y guiados por el servicio pedimos un px a recomendar, un estínola bueníssimo que era una MUESTRA SOLO PARA CATAS Y PROHIBIDA SU VENTA. Esta claro que pensamos que sería un detalle de la casa pero al llevarnos la cuenta nos cobraron las dos copas a 16 euros. Puede que se trate de un error o no, pero para pagar 200 euros de una cena hay que vigilar mucho estos de detalles no creeis??
Lo prometido es deuda la repeticion empezo pidiendo que nos enfriaran el vino un san roman 03 fantastico entre el ratito para enfriarse y la cena dieron tiempo para que el vino se abriera y resultara un vinazo, la cena como la vez anterior deliciosa,y postres sorprendentes y otra vez el peligro acecha en la salida y acabe comprando, clos d´agon, cervoles y el san roman
Cierto que no hay carta de vinos ni falta que hace, pero disponer de 1000 referencias no hace bueno al vino, el consejo del somelier, el comentario sobre el tipo de uva, el descorche, ofrecer el corcho, y la temperaturaaaaaa correcta, y un precio razonable hacen el vino bueno y solo el precio y la cristalería estaban a la altura, creo que no se debe pecar en la casa de dios,los vinos fueron alto moncayo y les terrasses, les felicito con la comida y las rabassoles estaban fantásticas, cenar dentro de una bodega tienda como esta merece que repita, la oportunidad de comprar dos botellas de la nieta ala una de la noche no se tiene siempre
Coincido bastante con el comentario anterior. Es un poco caro: esto de los precios altos parece una fiebre. Las copas están bien, pero no es lógico que, siendo tres personas, cada una tenga una copa diferente. La variedad de vinos, lógicamente, es ámplia pero algo caótica y descompensada (algunas botellas están a 3 metros de altura). De todos modos es una idea innovadora en un ambiente agradable y apetecible.
Es muy atípico.Se trata de una nave industrial en zona industrial. El propietario, Quim, lo tenía para venta y distribución de vino. Desde hace un par de años, y ayudado por su hija Helena y el marido de ésta , Jordi ( ambos enólogos), han distribuído el espacio y la mitad de la nave industrial sigue dedicada a la exposición y venta de vinos, la otra mitad la han dedicado a restaurante .
Decoración barroca, intimista, cocina tipo tapas elaboradas y siempre un plato cocinado de categoria. No hay carta de vinos y esto es obvio ya que vas a la zona de bodegas , buscas y rebuscas hasta que encuentras lo que deseas y te lo llevas a la mesa. El vino precio de bodega más 800 ptas por descorche.
Lo mejor la simpatía y conocimientos vinícolas de los dueños, y el ambiente genial. Lo peor el desorden anarquico en que se hallan las botellas, y en algunos casos la falta de indicación del precio.Organizan catas de vez en cuando . Vale la pena conocerlo.