Comida muy tradicional para un velada decepcionante

Aprovechando el puente de la Bienaparecida (patrona de Cantabria) volvía pasar el fin de semana en La Rioja.
Esta vez el restaurante elegido fue el Beethoven, sito en pleno corazón de Haro (en la zona comumente denominada "La Herradura").
Comimos cinco personas a base de tres entrantes y un segundo:
De entrantes pedimos un plato de ibéricos (correcto), paté (tirando a flojo) y un pimiento relleno (lo mejor que probamos sin lugar a dudas) para cada uno.
De segundo tomamos respectivamente una ración de delgadillas picantes (morcillas pequeñas), una ración de patitas de cordero, una bacalao a la riojana (con tomate y pimientos, los he probado mucho mejores), una merluza en salsa (interesante) y unas chuletillas de cordero. De destacar, la ausencia absoluta de pescado (a excepción de bacalao y merluza en salsa comentados) y el tradicionalismo desmesurado de la carta (no conataba con absolutamente nada novedoso).
Postre sólo tomaron dos de las cinco personas y las otras tres degustamos un café.
No tomamos vino.
El coste fue de unos 28 €/persona, un poco caro teniendo en cuenta el reducido coste de la materia prima involucrada. En relación a cantidad de las raciones estuvo correcto.
El emplazamiento es bastante típico-característico.
El servicio tampoco fue nada del otro jueves pues en varias ocasiones tuvimos que recorarle que nos traería parte de la bebida solicitada y se equivocaron con los cafés, además eran bastante secos (dentro del apartado del vino se valora el servicio).

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