Restaurante Mesón do Campo en Villalba
Restaurante Mesón do Campo
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
45,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
52 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.7
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.0
Comida COMIDA
7.5
Precio medio entorno ENTORNO
7.5
RCP CALIDAD-PRECIO
7.8
Opiniones de Mesón do Campo
OPINIONES
3

Gran experiencia, con trato exquisito ,magnífica comida y la excelencia en vinos gallegos. Desde el primer momento te sientes como en casa y si tienes la suerte de comer un día radiante al lado de la ventana abierta le experiencia alcanza la excelencia. Trato como decía, amable, cercano , respetuoso y atento. Una casa de cocinas profesional  que cuida el detalle, que demuestra esfuerzo y dedicación a su negocio. Excelente cava de vinos, excelente atención y excelente cristalería.Magnificamente aconsejado¡¡¡. Vajilla de sagardelos para un merco acogedor y entrañable. Tres entrantes deslumbrantes: las zambullidas de verdad con crema de queso de la zona, el arroz con gallo y las impresionantes y peculiares croquetas de jamón con sushi i de atún ( crujientes, líquidas, sabrosas, mejores no las he probado). Dos segundos contundentes: el rape negro al curry y la vaca con apionabo y su jugo. Me gustaron más los primeros, más rompedores y conseguidos. El postre pasó desapercibido. No es que los segundos y el postre fueran mediocres, ni mucho menos, es que los entrantes eran excelsos. Gratísima impresión , imprescindible en la zona

Comimos en la parte de arriba, en la mesa pegada a la escalera, amplia, bien vestida, con buena separación con las otras dos de la misma estancia.

La carta de vinos es muy amplia, hay interés por el tema, sobre todo por la mujer que nos atendió: le pregunté por un espumoso rosado gallego que tenía en la carta, pero me dijo que las últimas añadas no le habían gustado y lo había quitado de la carta: me recomendó un espumoso diferente, de Andalucía, Barranco Oscuro, un espumoso artesanal ecológico, de la Alpujarra, con 18 meses de crianza: a mí me encantó, muy diferente de los tradicionales espumosos afrutados y refrescantes, recomiendo probarlo. También bebimos una 1906 y una caña.

De entrantes comimos un pastel de centolla que sirven con pan crujiente: delicado y suave, un entrante que nos gustó mucho, y unos espectaculares berberechos a la brasa, de un tamaño Top.

De segundos comimos merluza de Celeiro, producto sin artificios, y una lamprea a la bordelesa que sirven en barro, acompañada de arroz, muy buena pero un plato que te tiene que gustar.

Compartimos una buena torrija de Brioge.

La atención muy buena toda la comida, a destacar el interés por el vino. Tomamos en la terraza acristalada un Gintonic y un café, con un habano.

De los que apetece repetir.

Comenzó siendo uno de los restaurantes de referencia de la villa, y por extensión de parte de la comarca, pero fue relajando el servicio y la calidad tanto de sus tapas como de su carta (malditos microondas para recalentar determinadas tapas de cortesía, y malditas patatas congeladas especialmente si te encuentras en una zona donde se cosechan en cada esquina)

Eso le llevó a perder clientela tanto en su barra como en el salón del restaurante, ya que la competencia apretaba y fueron saliendo otros dispuestos a comerle cuota de mercado. Creo que eso les hizo reaccionar y este verano nos encontramos con unos acertados retoques en el salón, el cambio de algunas personas en el servicio y sobretodo unas tapas más cuidadas, variadas y atractivas. Finalmente y en los últimos días de vacaciones decidimos cerrar nuestra estancia por la comarca con una cena en el restaurante:

De primero a compartir:
Paté de perdiz: Esponjoso y exquisito en su sabor. Para mí de los mejores que he degustado y una más que agradable sorpresa!
Zamburiñas al horno: Algo diferentes de como las hacen en el 99% de los sitios donde las puedes degustar en Galicia: Nada de pan rallado ni tropezones de cebolla a la vista, y más tomate de lo normal, lo que por lo menos convierte ese plato en algo no tan previsible.
Los segundos: Lubina a la espalda sobre una base de patata asada, y rodaballo a la Gallega. En este caso para mi gusto al rodaballo le sobraba guarnición y los guisantes no eran frescos lo que considero un error para un tipo de pescado que además nos aseguraron que no era de piscifactoría. La lubina un acierto.
Albariño servido a una temperatura algo más alta de lo normal por lo que tuvimos que pedir cubitera para enfriarlo.
Salón acogedor y servicio atento y amable. Ahora bien el dueño como siempre, un autista patológico que no sabría decir ni que voz tiene, y no será porque es la primera vez que frecuento el sitio.

Pd. En el apartado de carnes además de ternera Gallega tienen buey de Nueva Zelanda, algo que no acabo de entender cuando se encuentra una zona ganadera de renombre como es la comarca de la Terra Chá.

No obstante, volveremos sin duda.

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