Un sitio sumamente pequeño y atestado de gente. Estás cenando codo con codo con otros comensales. Muy ruidoso. Servilletas de papel. Imposible disfrutar de una buena conversación. La comida de lata, escasa y a unos precios exorbitados. Y los postres variados consistían en: O una tarta de toffe, o mandarinas. Una cena de 12 personas a base de 5 tapas variadas, y dos raciones de tarta de toffe, 30 euros por persona, y todos afónicos al dia siguiente.