En la tarjeta del restaurante pone "artisan crêpier", esto ya te anuncia que estas en una creperia diferente.
Caimos por alli de casualidad y de ahi la sorpresa agradable de tomar unos crêps realemnte excepcionales. Realizados con harina de trigo negro y con una maestría inusual.
Restaurante coqueto, que auna tradición y modernidad. Servicio simpatico y agradable. El servicio rápido y eficiente. Manteleria de un solo uso. Coperio manifiestamente mejorable.
Tomamos tres crêps saladas a compartir.
Una de "boletus edulis" con salsa forestiêre, increible. Cada bocado te trasladaba a esos bosques bretones... Un sabor limpio. La verdad es que me impresionó.
Una de salmón ahumado. Excelente.
Y otra lama "Bello Antonio" de chorizo. Aunaba la sopresa y el sabor a la vez. Muy buena.
Para beber un "pichet" de vino blanco. Un sauvignon blanc de la Val del Loira.
No tomamos postre.
Y cafes muy buenos. Nos acompaño toda la cena una actuación en vivo de una cantante con canciones melancolicas francesas.
Muy recomendable para hacer una cena diferente.
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