Atendido por la familia

Restaurante ubicado en los bajos de la vivienda de los propietarios, en la sala el hijo, el padre alternando la cocina con la sala y se supone que la madre debería estar en los fogones.
Como inicio nos traen un carro con 10 o 12 botellas de aceite de distintas variedades y procedencia y unas cuantas rebanadas de pan, curiosa alternativa al clásico aperitivo, se agradece el cambio a las tan socorridas aceitunas o en nuestra tierra al más que clásico fuet.
Tomamos de primero, un curioso carpaccio de sepia que estaba francamente bueno y muy bien macerado, un crocant de foie con pistachos y de segundo dos filetes de lomo de san pedro hecho al horno y con la cocción justa y adecuada, el pescado muy fresco y muy sabroso,no tomamos postre, 2 cafés y un vino blanco DO Empordà que desconocía, Vinya Selva de Mar muy suave al paladar y servido a la temperatura adecuada y reservado en cubitera.
Servicio amable y servicial sin llegar a agobiar.

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